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Saturday, May 9, 2015

VIEJO VERDE EN EL DÍA DE LAS MADRES


VIEJO VERDE EN EL DÍA DE LAS MADRES

                Aunque Ustedes no lo crean, existe un concepto perfecto de viejo verde en el internet.
                Yo tengo muchos amigos viejos verdes. Tratamos de lucir nuestra calvicie a bordo de un vehículo convertible. Hacemos más ejercicio que los triatlonistas. Otros más arriesgados compran una motocicleta Harley Davidson que es más cara que el carro de su esposa, pero son buena gente, disciplinados, simpáticos y los que no, tratan de serlo.
                Todo viejo verde que observe en el día de la madre en el down town Miami a esa respetable señora seguramente con bastón que se apea con ayuda de los muchachos del valet parking, se detendrá ipsofacto, porque su experiencia e instinto le dice que pronto se bajará del vehículo su hija. El la verá desde el cariz de sus anteojos oscuros y hará que su ruidosa motocicleta suene más duro a manera de obtener una mirada de la treintañera. Cualquiera pudiese pensar que la mira con los ojos de padre, con ganas de criarla y hacerle cariño, pero no, yo los he entrevistado y conozco bien su cochina manera de pensar.
                Al cruzarse las miradas, el hará un mutis y llegará a la conclusión de que la devota hija tiene las tetas caídas,  ¡pero del cielo!
                Si el viejo verde es ingeniero civil, la escrutará con denuedo, a manera de ingeniar alguna triquiñuela que le permita observar sin ropa las protuberancias y defectos de la construcción.
                Si es ingeniero de materiales, con seguridad la querrá tocar y sentir las texturas, partes duras y blandas, los puntos de inflexión de las coyunturas.
                Ya sería un exceso describir si el viejo verde es cirujano plástico, pero seguro estoy que ordenaría a la paciente ese viejo truco de quitarse la ropa para examinarla.
                Un ingeniero de sistemas, la observa como un todo. Mira las proporciones de la totalidad y arguye que Fibonacci y su sucesión matemática está perfecta, que la Divina Proporción de Da Vinci, se conjuga en la bella hija de la señora en el día de las madres.
               
Un psicólogo, más entendido en la conducta humana, brincaría enérgico de su motocicleta a ayudar a la anciana, pero viendo por el rabillo del ojo a la agradecida y agraciada hija.

                Se conjuga en la personalidad del viejo verde, la inmadurez, (por eso lo de verde), una cara benigna, propia de un hombre maduro y centrado, pero con pensamiento torcido. Un viejo verde, de acuerdo a lo que me informan mis amigos, jamás piensa que la madre a la que ayuda está cerca de su propia edad y que la agradecida hija es menor que su propia hija.

                En definitiva, en el día de las madres, salen todos los viejos verdes, con sus amables sonrisas que socialmente les  camuflan. Salen en sus carros convertibles o en sus inmensas motocicletas a ayudar a todas aquellas ancianas que poseen la virtud no de ser madres, sino de estar acompañadas por sus despampanantes hijas. ¡Yo les comprendo bien, porque probablemente yo sea uno de ellos!

 

 

 

2 comments:

  1. Ayer experimenté cierto cambio en el color de mi rostro al ver una con cierto interés náutico y la capitana dictó órdenes al timonel: "nada a babor " y tuve que parar la guiñada.

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  2. Ayer experimenté cierto cambio en el color de mi rostro al ver una con cierto interés náutico y la capitana dictó órdenes al timonel: "nada a babor " y tuve que parar la guiñada.

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