MARINO RUMBOS
Salí
huyendo ayer tarde de la Miami de mis amores y ahora mismo, sábado en la
madrugada desde la habitación de mi hotel escribo aquí cerquita de la mar.
Los
viernes en Brickell parecieran el pandemónium, no se que pasa. El tráfico es
denso, las personas crispadas, todos actúan rápido, con cierta desesperación y
hasta yo me temo que soy uno de ellos. Salimos raudos de las oficinas sin
comprender por un momento que trabajo porque me gusta, trabajo porque me atrae
y probablemente lo haría sin cobrar, pero no, intento llegar rápido a ninguna
parte.
Hicimos
el equipaje. Nos tomamos dos horas para ello y reservamos nuestra habitación en
el hotel donde siempre nos hospedamos en Naples, costa oeste de la Florida. Allí
nos conocen y consienten, además me dan descuento.
Antes
de que saliera el sol y antes de que el planeta despertara, salí descalzo a
caminar por la arena de la playa. Hace un agradable frio para los estándares de
un caribeño o tal vez ex caribeño como yo, porque ya tengo viviendo por aquí el
tiempo apropiado que me haga pensar de manera diferente, pero no, pensé en
Puerto Cabello y en aquel episodio en el que nuestro corrector orto tipográfico
me mandó con cierta timidez una novela que me pidió que leyera.
Solo
por tratarse de él, lo hice. Abrí el archivo con desidia, debo confesar,
que la amistad que me une a él por tantos años, hace que viole mis propias
reglas de no leer obras ni dar opiniones literarias sin que me paguen por ello
y comencé a leer.
Para cualquier
oficial naval de a bordo, Puerto Cabello, en el litoral de Venezuela significa muchísimas
cosas, porque allí está la Base Naval Principal de la Armada, está el Comando
de la Escuadra y sus buques de gran porte, submarinos y el verdadero pensamiento
doctrinario del accionar de una Armada desaparecida por el comunismo y seguía leyendo
la obra Marino Rumbos, donde el muy pillo autor, con una destreza novelística
profesional nos va sumergiendo en los intereses de la psiquis del humano y no
conforme con ello, toca asuntos ocultos, asuntos propios del esoterismo y yo seguía
leyendo, un poco hipnotizado, cautivado y hasta narcotizado de tanta buena historia,
de tanta habilidad en el manejo de la letra, de tantos colores grises a veces y
de tanta degradé multicolor con frecuencia.
Entre
líneas, estaba ya seguro y me decía en mi mente: Eddy Barrios es un verdadero
escritor, porque conoce la trampa, conoce como incluirme sin mi permiso en esas
aguas del pescador Marino Rumbos quien salió contra la tradición a pescar en
Semana Santa y murió para volver.
Lo
mismo que me ha pasado hoy en la arena de la mar, donde mis pies se han
relajado, lo hice igual con la novela Marino Rumbos de Eddy Barrios y tomé mi teléfono
y sin duda alguna, sabiendo que tenía una obra que vale el peso en oro le dije
dos palabras: ‘La publicaré ’y usted puede disfrutar de ella, porque esta a la
venta en Amazon.
Bernardo Jurado pertenece a ‘Jurado
Grupo Editorial’ con representación en los Estados Unidos, Madrid, Chile, Ecuador
y Costa Rica, para escritores consagrados y nóveles.
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