LA MALETA
DE LA DIGNIDAD
No
vengas porque no llegarás, lo enterraremos mañana al medio día. Eran las
once de la noche en Norfolk Virginia, cuando
mis hermanos me llamaron. ¡Yo quise mucho a ese hombre!
Fue
a visitarme cuando era niño, allá a Inglaterra y siempre me contaba su impresión
cuando vio a su nieto envuelto en abrigos, bufandas, guantes y un sombrero de
fieltro negro bien calado, cuando nos abrazamos y besamos, mi sombrero cayó al
piso y con él mi pelo lacio al estilo de esa banda nueva de malandrines de
Liverpool llamados los Beatles.
Mi
primera bicicleta, mis primeros juguetes, ¡qué suerte tuve de conocerle y
amarle! A esta altura de la vida me atrevería a decir que un niño sin abuelos
está cojo.
Pedro
Roberto Capecchi Specht era alto, inteligente y apuesto, yo lo veía imponente y
cariñoso a mas no poder y le llamaba “Papi lindo” si, así le llamaba porque era
lindo mi abuelo. Murió una noche de Agosto y fue elegante hasta en eso de saber
morir. Se vistió como si fuera a una importante reunión, beso con amor a mi
abuela y le dijo: “vengo pronto” y se fue derecho a la Clínica Ávila, donde
falleció con su maleta de dignidad.
Otro
primero de Agosto al finalizar un incendiario discurso en contra del gobierno
de Hugo Chávez, delante de los Comandantes de buques y batallones de la Infantería
de Marina, por allá en el 2003 dije algo que me sigue retumbando en mis oídos: “Me
retiro de esta Armada que me vio nacer, pero situaciones que tienen que ver con
la ética y el honor no me permiten continuar en esta noble institución, de
manera que, Señora Jurado, tome Usted la maleta de mi dignidad y levémosla
juntos a casa”
Hoy
es un buen día, porque recuerdo a mi abuelo querido, recuerdo cada minuto con
él, le recuerdo siempre sonriente y orgulloso de los logros de sus nietos, si, ¡así
le recuerdo!
Hoy
es un buen día porque recuerdo la aventura de haber sido un marinero a tiempo
completo. Recuerdo el honor de los hombres que me precedieron, sus templanzas,
sus capacidades y también recuerdo las miradas de los que vinieron después, sus
preguntas angustiosas, su hambre por aprender más y mejor la profesión compleja
de la guerra en la mar. En cada buque en que navegué, en cada operación de
combate en la que participé, en cada maniobra y escuela a la que asistí, siempre
llevé la maleta de la dignidad que ya estaba viejita, porque no era mía, era de
mis padres, que la heredaron de mis abuelos, es de esta bendita familia donde
tuve la suerte de nacer.
Venezuela
busca ahora mismo, en el maletero, en el ático, su vieja maleta de dignidades
que creo han escondido muy bien, pero paciencia, el tiempo es el mejor autor
como lo dijera Chaplin y ¿saben porque?, pues porque siempre se encarga de
conseguir un final feliz.
Escrito que narra una historia que escuché por los pasillos de los buques, la cual corrió como pólvora, muchos decían ¿Te enteraste del discurso del CN Bernardo Jurado Capecchi cuando entregó el T-61? Y repetían casi de memoria la sentencia conque cerraste tu discurso: “Me retiro de esta Armada que me vio nacer, pero situaciones que tienen que ver con la ética y el honor no me permiten continuar en esta noble institución, de manera que, Señora Jurado, tome Usted la maleta de mi dignidad y levémosla juntos a casa”. Gracias por dejar la anécdota por escrito. BZ.
ReplyDeleteQue bonito y sensible relato. Lleno de sentimiento humano y recuerdos imborrables. Así es que vale la pena vivir. Feliz y con dignidad....
ReplyDeleteMejores y más oportunas palabras dificultó, ojalá en la actualidad tomara esa maleta q hoy no tiene dignidad alguna y buscarán un poco y así recuperar algo q actualmente no existe, fuerte abrazo mi querido hermano que la vida me dió en la bella singladura de haber sido signos y respetables marinos de guerra
ReplyDeleteMejores y más oportunas palabras dificultó, ojalá en la actualidad tomara esa maleta q hoy no tiene dignidad alguna y buscarán un poco y así recuperar algo q actualmente no existe, fuerte abrazo mi querido hermano que la vida me dió en la bella singladura de haber sido signos y respetables marinos de guerra
ReplyDeleteSimplemente BZ
ReplyDeleteAtte
Relato cargado de emociones fuertes y profundas, te comprendo perfectamente y me recuerda los relatos de mi padre, mi madre y mis hermanos cuando dejaron su tierra natal y se vinieron a esta hermosa Patria Venezuela que los acogió cómo sus hijos allá en el año 50 y hoy ese recuerdo sigue vivo y con mucha fuerza, porque casualmente fue en un mes de agosto. Mis sinceras felicitaciones BZ. Un fraternal abrazo.
ReplyDeleteExcelente mi Capitán de Navío nada como tener la maleta de dignidad siempre con uno no importa lo vieja que este, no importa las condiciones superficiales lo importante es lo que ella se contenga... Valoro mucho ese gran recuerdo que tiene de su abuelo es muy parecido al mío ya que tambien tuve un abuelo que siempre estuvo inculcandome todos esos valores y principios que no nunca son negociables a pesar de que no existió la figura de un padre sino solo un apellido la presencia de mi abuelo si estuvo gracias a Dios y fue una persona muy honesta respetuosa trabajadora orientadora que siempre nos decía: "Es mejor siempre ganarse un bolivar con el sudor de su frente que un bolivar facil porque solo así te permitira nunca bajar la mirada"... es triste ver como nuestra armada ha sido tan golpeada y destrozada por la codicia y ambición personal pero tengo mucha Fe que todo cambiara al igual que para nuestra venezuela... Nunca serví bajo sus ordenes mi Capitán era muy nuevo pero si estuve en su discurso de cambio de comando del T-61 y tuve el honor de estar es su despedida... Me vo
ReplyDeletey a permitir compartir su escrito en mi muro mi capitán espero contar con su aprobación... muchas felicidades para usted y su familia.. TN (R) Javier Enrique Moreno Vanegas
Como siempre excelente un gran maestro y siempre diré que fue un placer estar bajo su mando y aprender de usted, cómo olvidar aquello de "aprieto el cuello del Alférez hasta que no pueda respirar, pero se que cuando lo suelte nadie lo podrá superar" solamente me queda decir que tenemos maleta de dignidad
ReplyDeleteBernardo, querido amigo y Mi Capitán en una vida pasada: este me gustó mucho.
ReplyDeleteCon Aprecio
Oscar Correa
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DeleteHermano, excelente!!!!!!!
ReplyDeleteMATAORRRRR!!!..... Se le arruga a uno el corazón con ese relato....
ReplyDeleteAsí es, nuetro país busca su salida de esta debacle sin perder el rumbo;
aunque tenga de ceñir las velas, y trasluchar las vergas y la botavara, a una y otra banda,
pero siempre con el rumbo claro a donde debemos recalar,
la derrota en la carta de navegación nos hará ceñir muchas veces,
pero nuestro objetivo está claro la libertad de nuestra nación, y la persecución de la felicidad colectiva... Éxitos!!
Bernardo magnifico escrito muy conmovedor que comparto plenamente. Hay alguno que te escribe pero cuyo padre me robo el dinero de 4 años de trabajo en su empresa unos 180 mil $. Se dice facil. Ese si no necesita maleta pues carece de dignidad y valores solo tiene ambicion y traicion.Un abrazo
ReplyDeleteExcelente Bernardo lo recuerdo como si fuera ayer
ReplyDeletesolo tú posees esa narrativa que llega al alma, un abrazo
ReplyDeleteQué bueno Bernardo. Cuando mi hijo me llamó en esos días y comentó el final de tu discurso, me causó muy buena impresión, me dio un gran gusto porque siempre he dicho que sin faltar a la disciplina, un Jefe en el buen sentido de la palabra y sin temor a que le endilguen el epíteto de "controversial" tiene que decir cuando es necesario: ya basta, esto no está bien, no estoy de acuerdo. Lamentablemente dilecto amigo, eso muy poco se veía y ahora mucho menos. No puedo entender cómo los que hoy ocupan u ocuparon puestos de Comando, o intermedios, que se supone que son jefes, sean incapaces de actuar con dignidad para estar en paz con su conciencia, por el bien de la Institución y sus principios, y por el bien del país. Gracias a Dios tu buena memoria trae el recuerdo del famoso momento final de tus palabras de despedida. BZ por el discurso y por haber recordado hoy el párrafo final. Que sirva de ejemplo a las nuevas generaciones. VA. APC
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ReplyDeleteRealmente desconocía, toda la historia, ahora comprendo mejor tu actitud y te felicito por la templanza y el coraje demostrado. Casi siempre soy asiduo de tus notas. Me complace lo vivido por ti, ya que es un ejemplo a seguir por los que fueron tus subalternos, Ojala y algunos de ellos replicaran tus anécdotas. Un abrazo virtual.
Gracias mi Capitan....abrazos.
DeleteQuerido amigo. Tu pequeño relato es inmenso en grandeza y honestidad. No pretendo compararme pero te digo que mi abuelo, el Coronel Juan Sebastián Gomez Bermudez también fue un norte franco para mi vida. Sus principios me fueron inculcados desde mi niñez y quiero pensar como tu, que he sido fiel a ellos. A mi edad y exiliado voluntariamente aun trabajo honestamente para ganarme el pan y tu lo sabes. Cuando muera, sólo eso le dejare a mis hijos y nietos. Es el único equipaje que voy a dejarles.
ReplyDeleteGracias por escribir como lo haces y gracias por ser mi amigo y enviarme tus escritos. Atahualpa
Atahualpa querido...te mando mi abrazo fraterno.
DeleteEstimado amigo:
ReplyDeleteNunca he dudado de la procedencia ni lo honorable de esa maleta, cuyo contenido jamás poseerá el hombre sin honor, ni el mediocre.
Estos relatos, pilares y principios, son los que necesitamos exaltar...
Mil gracias por compartir estas líneas, cargadas de honor e historia.
Esperemos volver a escribir unas similares en un futuro cercano.
Mis respetos.
Todos tenemos la maleta de Moral, Ética, Honor y Dignidad; que vamos llegando en el transcurso de nuestra vida, así cómo le aportamos también la vaciamos, cada quien sabe Que tan llena la tiene y por ella seremos recordados y juzgados cuando ya no estemos.
ReplyDeleteReiteró *Excelente escrito del CN. Bernardo Jurado*
Atte. Juan Iezzi
Gracias Juan...te mando un fraterno abrazo.
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