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Monday, August 1, 2016

UNA OLA TRAS OTRA


UNA OLA TRAS OTRA

            Yo lo conocí en el estudio del canal donde trabajaba y me pareció inteligente y amable, lo que pudiésemos definir como un ejemplar digno de representar a la venezolanidad.

            Me comentó, mientras yo fumaba un tabaco en el estacionamiento, que había escrito un libro y ayer lo compré y comencé a leerlo y de un jalón me encuentro más allá de la mitad de la obra encantadora que escribió Eli Bravo y estoy a bordo del velero Pelic y de alguna forma he vivido la vida de Andrés, porque me han dejado y he dejado, porque he navegado y trasnochado, porque he escrito y pensado y hoy sobre todo, hoy, ¡qué cosas!

            La melancolía creo que es el recuerdo de la tristeza y hoy no sé qué pasa, pero no estoy triste, aunque hace más de tres quinquenios, murió mi admirado y amado abuelo estando yo en Norfolk, Virginia, donde me había mandado la Marina de Guerra a cumplir comisión por un ano. Pedro Roberto Capecchi Specht, era un tipo buen mozo, siempre de traje con corbata de lazo, de pelo cano tupido y su edad bilógica se detuvo a los sesenta años, porque aunque murió pasado los ochenta y cinco estaba exactamente igual. Ese día, me cuentan mis hermanos, se sintió mal, se vistió, besó a mi abuela y murió en la Clínica Ávila, donde jugaba dominó con frecuencia, con todos esos médicos corsos familia nuestra. Ese día me llamaron a las once de la noche y mi vida cambió y para siempre y todo pasó un primero de Agosto.

            Llegue a decir en público delante de todos mis colegas Comandantes, en la cubierta principal de mi buque de guerra que: “me retiro de esta Armada que me vio nacer, pero situaciones que tienen que ver con la ética y con el honor, no me permiten continuar en esta noble institución, de manera que, Señora Jurado, tome Usted la maleta de mi dignidad y llevémosla juntos a casa” y eso pasó hace trece años un día como hoy, primero de Agosto y mis colegas y demás amigos que estuvieron en ese acto no me dejarán mentir.

            Pasado tanto tiempo, volteo a popa y veo la estela, larga, espumosa, fértil, lisonjera, gallarda y retrechera, una estela bonita, sabrosa y humilde, honesta pero rara, porque esto es como un divorcio, interesante comparación, pero es así y por mi, ella puede hacer con su vida lo que quiera y le plazca porque yo me volví a casar con las letras, con la prosperidad y con la integridad de haber tomado la decisión correcta en la flor de mi carrera naval y en aquellos tiempos mis tripulantes no entendían sobre esa última decisión sin entender que con ella empezaban muchas más decisiones aún más severas y coyunturales.

            Un día como hoy me retiré de la Armada y creo que cambió mi vida por aquello que alguna vez leí: “si no actúas como piensas, terminarás pensando como actúas” yo pensé que las cosas estaban mal y que no sería cómplice del desastre, pero ahora en secreto, después de tanto tiempo, les digo que siempre abrigué la esperanza de estar equivocado.

            El libro de Eli Bravo, “una ola tras otra” se parece a mi vida.

9 comments:

  1. Bernardo, suscribo todas y cada una de tus palabras, sobre todo el final cuando expresas que abrigabas la esperanza de estar equivocado. Cuando solicité mi pase al retiro, todos los integrantes del Alto Mando Naval me entrevistaron formalmente unos, e informalmente otros. Cada vez que acudí a esas entrevistas iba con la esperanza sopesada de que me demostraran mi equivocación. La historia es harto conocida por mis allegados, y como escribí alguna vez en mi blog: El equivocado no soy yo. BZ.

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  2. Cordiales saludos con sinceras felicitaciones por la forma como materilaizas tus pensamientos en muy epistemologico y paradogicamente, casi poetico relato de altisima calidad de elegante estilo, sintaxis, composicion de prosa...que me hicieron revivir en el relativo breve tiempo de su lectura mis recuerdos de muchas etapas de mi vida como activo, ya casi al final de la carrera de 30 años con obstaculos...que algunos logre superar..y no fueron impedimentos para legar a la meta...saludos y cuidate....la peor decisio es la que no se toma...y ya esto, per se, es una decisiòn...y apaludolos a Antonio y a ti, gente con pedegree naval y supieron leer el tarot del futuro...a tiempo.... para VIVIR de acuedo a la ètica que se hereda en el adn y se pule en la formacion de hogar, academica y de vida ejemplar...

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  3. La cinemática naval requiere de constantes cambios de rumbo, y en tales momentos siempre se dispone de toda la información para decidir cuantos grados se debe virar a una banda, para que el nuevo rumbo nos lleve al destino correcto. Pero en la singladura maravillosa de la vida, esto no es tan exacto. Es indispensable contar con otros recursos, entre ellos la importancia que damos a la ética y a la moral, es decir a los fundamentos de nuestros actos para que sean trascendentes. Y no me refiero a que nos conviertan en "famosos o importantes", sino que nos hagan "recordables" a quienes siguen nuestras estelas. Ser honorables ciudadanos es la máxima expresión de la vida, y quienes lo logren alcanzarán el Nirvana.

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  4. Muy bueno Bernardo. Saludos y admiración de tu primo.
    Fabián Capecchi

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  5. Excelente escrito mi Comandante, hace 13 años le acompañé en esa cubierta, hace trece años le escuché decir que se retiraba de la institución que amaba para no compartirla con más de un pillo, hace trece años algunos le creyeron equivocado, sin embargo muchos de los para eso momento usted lideraba sabíamos que no estaba equivocado con su pitonisa afirmación...

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  6. Excelente!!!
    La nostalgia es debilitante, la mar sigue siendo tuya y la tripulación de los que formaste, siempre estará contigo. Como uno lo está en las foemaciones de aquellos que nos entrenaron y dieron su aporte para hacernos como somos. Un buen abuelo vale más que un Potosí. Te hace noble a tí y a la memoria bendita de tu abuelo que los uses como una cornamusa para amarrarte a la moral y a lo correcto. No tienes deudas con nadie, pagaste en demasía con tu servicio, cualquier cosa que se te haya dado antes. Pero es noble poseer grandes sentimientos, expresarlos y esperar lo mejor aún a costas de uno mismo, tal como lo hicimos por Venezuela.
    Un abrazo.

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  7. Buen viento y buena mar ,compañero de esloras y aventuras, allá donde el viento se encuentra, también se encuentran los amigos de la vida, con todos los recuerdos que son los que podemos administrar , los sentimientos son otra cosa, de la cual escribiremos con la devoción que ellos evocan.

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  9. Acertado el escrito, suscribo sus palabras BOSS!!!...

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