UN BOLERO POR ENCARGO

UN BOLERO POR ENCARGO

Su talento me envuelve de manera mística y me revuelve los sentimientos groseramente. Me invitó a su última función en un recital ontológico que nos enamoró a todos y se adornó con unos músicos supremos. Al entrar al teatro y sin saberlo, me saluda Pedro, un virtuoso del violín al que tuve la feliz oportunidad de entrevistar en la televisión y que me impresionó desde el primer momento. La regente del sitio es Marisol Correa, colombiana de excepcionales capacidades histriónicas y de sensibilidad y humor exponenciado y a quien tuve también al aire en uno de los mejores y más divertidos programas que alguna vez hice. Pedimos un licor y ella llegó de blanco, como su alma y no tuve chance de pensar, porque me apabulló su voz y ese piano magistral que me hacía tomar un agua de miel. Recorrió la vista en el público y me sentí halagado cuando tuvo la inmensa gentileza de saludarme desde su micrófono y me cantó otra vez, o por lo menos eso quise imaginarme! María Isabel Saavedra, a quien conocí bajo el lente de las cámaras y quien me ilustró en ese programa de amor, me atrapa con esa voz ronquita que a veces usa para seducirnos a todos por igual. Su capacidad interpretativa es óptima y su vocalización seguro la aprendió de un ángel del cielo. Fue una noche sin igual y se dejó acompañar por virtuosos para deleitar la psiquis y mover los recuerdos.

Con los ojos cerrados para afinar mi oído, entró al escenario una dama de nombre Alma Castellanos, a quien nunca había visto y que alternó con María Isabel, mientras ella se cambiaba de traje para deleitar las pupilas. Alma, quien es también compositora, dejó bien claro que es cubana y que por encargo había hecho la pieza que cantaría y cuyo único requisito, era que debía ser diseñado para la Lupe.

 Volví a cerrar los ojos y por un momento pensé que era ella, la Lupe y solo me cercioré al verla de nuevo.

María Isabel, subió nuevamente en ese vestido negro entallado, porque me cantó en tango y ya no podía dejar de verla! ¿Qué cosas con esta Miami, que me llena y que me brinda este tipo de terapia del alma? ¿Qué cosas con nuestros países que tan solo viven del conflicto y la violencia? En Venezuela, el país más violento de toda Hispanoamérica, debemos de una vez por todas, aprender a vivir, porque de morir ya tenemos una importante e inolvidable lección. Creo que es llegado el momento de aburrirnos de los tiranos y del fetiche que constituyen las revoluciones y cambiar esta palabra en el diccionario, por la palabra “evoluciones”, para poder componer, en el pentagrama de la sapiencia y la sabiduría, un bolero a la medida, como antes lo fue, pero con las letras del futuro hacia donde indefectiblemente nos dirigimos.