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Wednesday, August 1, 2012

INES SUAREZ Y SUS ATRIBULADOS MARIDOS

Como militar comandante de las huestes en la desolada y fría tierra chilena, salieron del Perú en aquella mañana tupida de nubes y ese inconfundible olor a adrenalina que nadie sabe como huele, pero que todos podemos reconocer, junto a la mixtura del tufo a caballo y a cabalgaduras viejas. Como es de suponer, el comandante avanzado estaba al frente de la procesión montada y las mujeres a quienes se trataba como artículo de segunda categoría, tan solo eran útiles en la cocina, en el zurcido y evidentemente en la mitigación de las pulsiones de la soldadesca, pero Inés ocupaba como concubina y mas que eso, como la verdadera mujer del mas rudo, su puesto tácito entre ellas. Normalmente las cosas de aquellos tiempos de 1500, eran avaladas por una iglesia de mucho poder sufriente. Para la Santa Iglesia las cosas fáciles eran pecaminosas, de hecho creo que todo era pecaminoso en esa suerte de doble moral de la que bien habla Víctor Hugo en “Los Miserables”, por eso creo que hoy día tenemos mayor calidad humana y nunca he comulgado con aquello de que todo tiempo pasado fue mejor, porque si no, no tendría sentido tanto desarrollo, estudios y pensamiento hecho tinta. Inés realmente nunca supo si su primer marido murió como le dijeron en aquella conquista del Sur, por ello consigue al recientemente casado con una pazguata católica española, Pedro de Valdivia, quien también va a cumplir cual Quijote los mandatos del Rey Carlos V a ese Sur que era una quimera desconocida y allí se intercambian sus fluidos y nace un amor a toda prueba que los lleva a ambos al comienzo de este escrito. Como militar que fuí, entiendo de la rudeza de esa vida, pero que con la década que tengo ya de retirado, no justifico algunas conductas y por ello Pedro de Valdivia, buen militar español (y quiero recalcar que hasta hoy siguen siendo muy buenos), llama con voz varonil y casi como un regano ante la posta y en esa tercera persona tan antipática y que denota la inseguridad de muchos machotes…”Inés Suarez, aproxímese que el comandante la llama”… al llegar ella y ponerse al lado de su caballo, se le acerca tan solo para decirle en baja voz y con el tono sensible de la carne bajo la armadura…”Nos vamos a Chile, ¡Inés del alma mía!” Sigo enamorado de la autora del libro, sigo enamorado de Isabel Allende, toda la vida me han enloquecido las mujeres inteligentes y hábiles, pero sobre todo cultas y en el caso de Inés Suarez, no solo enloqueció a Valdivia, sino que conquistó al Chile inhóspito y sangriento en esa guerra interminable con los Mapuche. Que cosas con la gente que no se da cuenta que la lectura nos lleva a esos olores y texturas de la tercera dimensión que podemos forjar en nuestras mentes y vivir como me pasa, esta intensa relación de amor, con la autora, con la culta y llena se sensualidad ISABEL ALLENDE.

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