EL PECADO Y EL PERDÓN
Por: Carlos Romero Ortega
Escritor de Jurado
Grupo Editorial
Siempre he afirmado que una de las razones principales
que me hicieron emigrar, peor aún, salir huyendo de mi país natal fue el
comportamiento de mis coterráneos, su cambio en la forma de pensar, la
anarquía, el resentimiento social sembrado por el régimen desencadenó un odio
social adoptado por ineptos para poder justificar sus fracasos produciendo una
pérdida de valores, por ultimo lo invivible de la situación política que
terminó concretando la migración más grande de la historia, no hablar de lo que
falta; lo cierto es que me vine a este
poderoso territorio contando que mi suerte sumada a mi talento podía hacerme
progresar de manera significativa, y así fue en un principio, pero luego llegó
la pandemia y con ella la nueva administración resultando en total decadencia de las instituciones; todavía
recuerdo lo bien que funcionaban los departamentos de tránsito y lo fácil que
era renovar una licencia, recuerdo lo seguro que era enviar correspondencia y
lo eficaz de la entrega, lo operativo de los baños públicos hasta en las
estaciones de servicio; sin aviso y sin protesto todo había cambiado a mal con
todas las intenciones de empeorar bajo la mirada de unos políticos preocupados
por complacer minorías y por estar de moda con las tendencias, de repente se
perdieron los valores que forjaron esta gran nación.
Puedo asegurar que mucha gente pensó como yo, “¿Si esto
sigue así para donde me podré escapar?", ¿Es duro no?, digo, tener que
pensar en eso, esta pasada administración nos demostró que si es posible
activar la anarquía y el peor de todos los males “la impunidad”, mal que
corroe, corrompe y desmoraliza a cualquier ser humano, solo enseña que para
cometer fechorías basta con estar conectado con el poder de turno y que este te
lo permita, incentivaron el resentimiento tanto social, racial, sexual y feminista
produciendo odio y la discordia como arma de entretenimiento, bueno esto
sucedió y ocurrió en el país más poderoso del mundo con la anuencia del
presidente de la república y encima todavía tenemos que oír como a algunos
anómalos defienden lo logrado en este gobierno, no le basta con ver el
despilfarro de dinero con otros países, la corrupción reinante en absurdas
guerras y la defensa de lo inoperante todo en nombre de la democracia, mientras
aquí en nuestra propia tierra paguemos nuestras facturas, gastos, altos precios
en el combustible e impuestos y ni siquiera haya posibilidad de crecer.
Afortunadamente para mí y para muchos las cosas van a
cambiar y pienso que para bien, aunque todos los pestilentes izquierdosos se
dediquen a apostar por la perdida, aunque deseen el mal y hasta maldiciones
recibamos, por suerte no somos supersticiosos ni mucho menos zopencos para
preocuparnos por mediocres retirados del poder, ahora la administración
saliente emite leyes que impiden el crecimiento del país y nombra inmune a los
fabricantes de vacunas hasta la fecha que se termina el mandato del próximo
presidente, entregando medallas a cuanto le debe un favor (Como lo hizo Chávez
y como lo hace Maduro en Venezuela), ¿Qué los artistas de Hollywood no nos quieran?,
en verdad como me duele esto, creo que vamos a dejar de comer por eso.
Al menos tengamos esperanza en lo que se nos viene porque
tampoco nos queda de otra, esperemos que tanto el senado como la cámara baja se
comporten a la altura y respalden cualquier proyecto que beneficie directamente
al pueblo norte americano y no a intereses mezquinos o dictados por grupos
poderosos o minoritarios que solo buscan enfrentamientos y divisiones.
Además sueño con un futuro donde se reviertan todas esas
miserables leyes infundidas con malicia y envidia sin pensar en lo importante
que es el pueblo como de manera estupenda comienza nuestra constitución, “WE
THE PEOPLE”, creo que no hay nada más importante y para eso deberse cada
funcionario público de esta hermosa nación y de no ser así, sin ningún
fanatismo, salir del que no lo haga; los medios siguen mintiendo en todo,
recuerden que esta vez permitimos que el que cometió el delito fue el mismo que
se indultó, esto no debe seguir pasando, no combinemos más el pecado y el perdón.
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Carlos Romero Ortega
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