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Wednesday, July 17, 2024

CUENTOS DEL MAR, JOLLY ROGER A TOPE

 

CUENTOS DEL MAR

JOLLY ROGER A TOPE

            Estoy por decir lo menos estropeado. El reloj de a bordo, programado para levantarme cada veinte minutos, sonaba infame y despiadado, lo que, para mi ritmo circadiano terrícola, eran segundos, pero amaneció con seguridad.



            De acuerdo con mi estimada he navegado desde mi salida de Miami, a razón de entre tres a tres punto cinco nudos, tan solo treinta y ocho millas y cuando corroboré mi posición estimada con la electrónica, a la media noche como les dije en el anterior escrito, estaba a babor de mi derrota unas ochocientas yardas, de forma que vamos bien.

            Espero que el viento suba, porque de seguir así, tardaré cuarenta y ocho horas en llegar a Nassau. Normalmente subirá su intensidad, no nos preocupemos por ello y daremos al menos cinco nudos, por los momentos y a esta hora del amanecer, creo que no hay café en tierra que sepa como mi café a bordo.

            Ya voy por la pagina 224 del libro de Pérez Reverte, el que les dije que leería titulado ‘’El problema final’’, definitivamente la buena fama que tiene no es en vano, escribe con suma destreza y habilidad.

            No hablo con un humano desde ayer y eso me da risa, porque de acuerdo con mi esposa yo hablo mucho, requiero la interacción social, dice ella, pero yo creo que ella, mi esposa, habla más que yo, en todo caso, en este silencio, donde solo se escucha la sinfonía de las jarcias, el choque tenue del agua con la proa que la corta y la cafetera cuando cuela, su conversación me hace falta y entiendo que mi psiquis se resiente al pasar de ser una persona conectada todo el tiempo a ser un silencioso asceta navegante, una suerte de monje con voto de silencio o ¿es que acaso voy a hablar solo?

            Hablando de silencios, por radio me llaman y me reportan que están por mi estribor. Es un yate como de pesca, mas o menos de cuarenta pies de eslora, blanco y rápido, a una milla y media, se ve que tiene prisa por llegar a Miami. Yo me reporto feliz y contento y les deseo buena mar y corro raudo a izar a tope mi ‘’Jolly Roger’’, para que sepan que soy de temer y me rio solo, tal vez como los locos, porque para navegar en solitario se debe estar un poco loco.



            El yate de nombre Silver II, se ríe conmigo. Un tal Captain George le comanda, porque hablamos en inglés y George es originario de Naples un puerto de mar al oeste de la Florida, encantador, al que voy con frecuencia a disfrutar de su exclusiva gastronomía.

            La bandera Jolly Roger es la de los piratas, esa que es negra con una calavera y un par de tibias cruzadas y lo que te digan será mentira, así la llamaban los piratas de Nassau y te lo doy como un buen dato de lo que vendrá. Izaban su Jolly Roger flag, porque como lo dijera Bacon: ‘’Los hombres temen a la muerte, como los niños a la oscuridad’’

 

www.juradogrupoeditorial.com




 

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