PEDAGOGIA DEL
TERROR
Me
temo que hemos sido estudiantes profesionales, yo lo sigo siendo, pero con otro
cariz, con otra visión mas reposada y mi esposa se ríe cuando le cuento mis
lecturas adolescentes y mis vagas interpretaciones de Nietzsche, de Kafka o del
mismo Hitler con “Mi lucha”, la vacuedad y el peligro de leer esas cosas a esa
temprana edad, solo con motivos sexuales, para impresionar a mis novias que a
la vez eran escasas intelectualmente porque todos lo éramos, pero estudiaba en
mi colegio no por vocación, mi verdadera vocación era la lectura, porque no tenía
agallas para escribir y seguía leyendo y amoblando un poco la mente, mientras
estudiaba esas materias nunca usadas en mi vida porque si no lo hacía lo mas
seguro es que sería pechado, castigado, sancionado y esto que relato también le
paso a Usted, a casi todos me temo, excepto a Nicolás Maduro que decidió nunca
estudiar.
Los
exámenes para cumplir mi vocación de ser oficial naval fueron propios de los
astronautas, estábamos todos asustados, manejados por la amenaza del deshonor
si reprobábamos y así seguimos amenazados, esa es mi conclusión y nos
acostumbramos tanto que parecía natural, normal y llegó el primer ascenso de la
bella carrera, además la calificación a bordo con los mas doctos oficiales
llegados de Italia, otros formados en Estados Unidos, hablaban un idioma técnico
operativo nunca visto por mí y esa pedagogía del terror, con frecuencia
castrante de las iniciativas, llegó a gustarme y yo mismo fui con el tiempo, el
can cerbero del averno de mis alumnos, aunque siempre esperaba inspirarlos y en
algunos casos ellos me han dicho, seguramente por gentileza, que lo logré.
Entonces
me puse viejo y ya nadie me aterrorizaba, porque seguía leyendo, seguía estudiando
la batalla de Latakia, el Peloponeso, Vietnam, Midway, pude leer todo lo que Tom
Clancy escribió, me bebía los artículos profesionales de la revista Proceedings
del Instituto naval norteamericano para escupírselo en la cara con toda echonería
y arrogancia a mis alumnos que ahora son mis amigos y decidí no seguir victimizándolos
y comencé a dar clases de postgrado a
civiles y ninguno de ellos reprobó y para mi fue la puesta a punto de cambiar
el ángulo del terror al de la inspiración y créanme que es mucho mejor y me
temo que es el que aplicamos aquí en los Estados Unidos.
Hoy
día, dueño de mi destino, dueño de mi negocio, dueño de mis holgazanerías y mi
cuenta bancaria, con frecuencia mi esposa me pide que me perdone, que no
trabaje con tanto ahínco, que me relaje un poco, que duerma mas y no quiero,
porque esa parte de buscar el conocimiento me apasiona y quiero saberlo todo y
quiero conocerlo todo y cada vez estoy mas lejos de hacerlo y es allí donde se
encuentra la paradoja.
Si,
el conocimiento basado en la inspiración es prelatorio para lograr aprender con
mayor rapidez, pero me temo que nadie logra superar las barreras sin un mínimo de
oposición.
Bernardo Jurado
es el autor de “Los secretos de la comunicación eficaz” y ocho libros más,
todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el
mundo.
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