EL BESO, UN
EXTRAÑO CONTACTO
No
hay dudas, es un extraño contacto, que siempre será insuficiente, nunca pleno,
porque quedamos con ganas de más y más.
El
gran temor de los amantes es a no ser correspondidos, porque nunca se sabe cómo
nos enamoramos, de qué manera sucede, que es realmente lo que está pasando.
Simplemente, nos damos cuenta de estar enamorados, cuando observamos
estupefactos o tal vez un poco estúpidos, que nosotros mismos hemos cambiado,
que ya no somos los mismos, que vivimos y pensamos en una suerte de limbo.
Por
el contrario, cuando el beso se hace extenuante, rutinario, asqueante, mecánico
y falto de lujuria, pues se detesta y aborrece y pasamos con toda seguridad a
ser quienes no correspondemos al otro o más doloroso aun, no corresponder a la costumbre.
Ya
nadie le quiere, me temo que nunca le han querido, porque él es eso, una
costumbre. Él es el producto de una herencia absurda. Al que si amaban era al
otro, al difunto y los amantes entonces pasan a ser una suerte de viudas, sin
importar su sexo.
Personas
inteligentes, amigos públicos, llegaron a decir que se tatuarían la cara de Chávez.
Otros, igual de lisonjeros dijeron que ojalá esos militares golpistas nos
gobernaran y una periodista furibunda opositora actualmente y también amiga,
escribió toda una columna llena de amoríos en blanco y negro, como para que no
quedara dudas de su admiración, pero soy yo quien lo lamenta, ¡porque eso pasó!
Y si llegaran a disgustarse conmigo, creo que sería injusto, porque yo no les
obligué a enamorarse, de hecho ¡el amor no se obliga! Esa es una de sus
virtudes o tal vez su defecto, porque deberíamos ser más racionales en esto del
besar, del amar, del admirar sin preguntar.
Con
los cuerpos aun calientes de Oscar Pérez y sus valientes hombres, están
invitando a otra elección presidencial en emergencia, porque el amor a veces es
una emergencia, ilegal, clandestina, subyugante, pero el amor al poder y la
trampa es erótico y es eso de lo que sufren de lado y lado.
Más
de uno dirá aun, desde la ignorancia, que debemos salir a votar masivamente,
sin entender que aquel amor democrático, aquel amor esperanzador, el amante o
ellos (porque son varios), lo han asesinado cruelmente. Más de uno ni siquiera
exigirá que se cambie la directiva del Consejo Nacional Electoral, porque de
acuerdo a esas cuentas de quebrados que ni siquiera Baldor entendería, el
fraude sería imposible si la avalancha de votos es abrumadora, pero yo les
digo, sin enamoramientos, que ya tenemos la experiencia de tan solo cambiar los
bandos y ya, listo, seguirán en el gobierno, enamorados de ellos mismos pero
con la legitimación nuestra.
Yo
no puedo estar de acuerdo con la violencia, pero en esta mayoría de edad que ya
tiene el desastre heredado de Chávez, pues no me queda otra, que pensar en que
el camino era el de Oscar Pérez, porque ese es el lenguaje que entienden estos
maltratadores.
Más nada!!!!!!!!!
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