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Saturday, April 18, 2015

LA MUERTE PARA DESCANSAR


LA MUERTE PARA DESCANSAR

                Ella ya no tiene dudas. Solo hace un ruido gutural, cuando me ve antes del amanecer, estirando mis huesos sentado a la orilla de la cama, mientras murmuro algo que aprendí en la película “El Cambio” de Wayne Dyer. Gracias, gracias, gracias. Creo que lo digo tres veces por aquello de la Santísima Trinidad, creo que agradezco un nuevo día que no sé si será el último, ¡pero este, el de hoy, es todo mío! Y haré con él lo que me venga en gana, excepto perder el tiempo durmiendo.
                Como si se tratara de una silla de eyección de un avión de combate, me dispara de la cama antes de la hora en que me levantaban contra mi voluntad en la Escuela Naval y a diario me comento: “estos tiempos si han cambiado “no sé porque lo hago, esa pulsión incontenible de disfrutar haciendo.
                Mi Padre alguna vez me dijo: “estas compitiendo contra tu sombra y nunca ganarás” y yo lo comprendo porque él era peor que yo. Escribía, bailaba, fue un relacionista público a tiempo completo, el hambre lo levantaba como a mí, el desayuno era su más importante comida del día, las otras comidas eran subalternas, porque algo estaba haciendo.

                Ayer la bolsa de valores estaba flecha abajo, había alarmas en el mundo financiero, tensión en Wall Street. Los griegos están al borde del acantilado, el Euro ha bajado con respecto al dólar y Ángela Merckel no piensa seguir subsidiando la lenidad griega. En la bolsa de valores no se pierde dinero, solo el (el dinero) cambia de manos y fue una excelente oportunidad de comprar.

                Mis socios y yo enganchados como siempre en las estrategias y planes, llamadas, textos, emails, redacciones que procuran acciones y de repente me puse mis muy usados zapatos y como si se tratara de un monstruo que  me comería salí a correr, para luego nadar en el triatlón de esta vida grata que me tocó vivir.
                Ella llegó exhausta de su trabajo, pero era noche de viernes, el preludio del fin de semana y de repente me sentí muy cansado y no sabía porque, hasta que entré en cuenta que tan solo había dormido en las últimas 24 horas cinco de ellas, pero el teatro nos espera, la ópera, un bar donde podamos enredarnos con los efluvios del licor, pero decidimos quedarnos en casa y pedir la cena a Spagettino, mientras una copa de vino despertaba la lujuria.

                Sólo háganse la pregunta: ¿Cuánto tiempo tengo de vida?
                Les tengo malas noticias: las personas de mi generación tenemos mas pasado que futuro y las estadísticas no fallan, son fácticas, crueles y la vida es el único sitio de donde nunca podremos irnos sin pagar la cuenta de lo vivido, de manera que la muerte nos da la ventaja de vivir y como todo, es una elección personal hacerlo con la intensidad de la medida del tiempo.

                Leo hasta que las líneas de los libros se confunden en el limbo del sueño, me ejercito como si las olimpiadas me esperaran mañana, amo como San Agustín, rezo por la humanidad toda, porque al final,  ¿saben qué?, YA TENDREMOS LA MUERTE PARA DESCANSAR.  ¡Celebren la vida!

1 comment:

  1. ¡¡¡Excelente!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Bello y cierto hermano.

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