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Friday, November 18, 2011

SI ME CALLO TE HAGO FUERTE

SI ME CALLO TE HAGO FUERTE

Mi amiga Claudia pasó por casa. Hablar con ella siempre es un placer, por su sabiduría a montones, sus equilibrios, que a todos gustan, sus dolores de los que habla poco, pero sobre todo por esa combinación encantadora de científica y astróloga.
Mi amistad con ella fue casual, en un bar donde entré a disfrutar del espectáculo de una venezolana de excepción y ella estaba allí con otros amigos comunes.
Recuerdo haber ido a su consultorio, porque ella es interesante y me habló de las influencias planetarias, de los movimientos de las masas de agua de acuerdo a las atracciones de los planetas y satélites y que indefectiblemente, influyen igualmente en nosotros.
Católica furibunda y mujer de fe, ayer tenía una medalla en su cuello, que reconocí inmediatamente, porque se trataba (de acuerdo a ella), de la única usada en los ritos de exorcismo, me refiero a San Benito y resulta que en el santoral, existen y conviven en la fe católica dos Benitos: San Benito Biscop, quien fue de origen noble en la Inglaterra del siglo VII y San Benito abad, patriarca del monastisismo Occidental y quien nació en Italia alrededor del 480 y es a quien refería la medalla de Claudia. Sus reglas escritas, llegaron a ser las bases de la vida religiosa de todas las congregaciones y órdenes después de su época, basado todo en el dominio de sí mismo, la mortificación, la humildad, la obediencia, el silencio, el retiro, etc. Es el precursor de los ritos benedictinos y su hermana fue la primera monja. Murió en el altar, estando de pie, después de la comunión en el año 543.
Yo he cumplido solo con algunas de esas reglas: el dominio personal es requerido con la disciplina correcta para poder escribir y es que esto es un trabajo de veinticuatro horas al día, la mortificación ha sido extrema, porque después de un divorcio, creo que no hay nada más corrosivo, mortificante y que elimina cualquier otro miedo que incluya riesgo de vida y pérdida de fortuna. La humildad es el mayor de los valores y ruego a diario por poder practicarla con éxito, pero hago un salto en favor a su paciencia, para pasar “al silencio”, porque aquí si tenemos un grave problema de pecado extremo.
Cuando vemos en el mayor periódico de habla castellana de Miami (El nuevo herald) la atorrante noticia de la aceptación de Cuba en la lista de los países de desarrollo confiable, no puedo guardar silencio. A diario convivo y me relaciono con cubanos, tengo cercanos amigos, trabajo con otros, admiro a casi todos y para colmo nuestros dolores se parecen.
En este mundo de adulancia a la criminalidad, en este mundo y en estas Naciones Unidas, que tuvieron a la Libia de Gadafi, como presidente de la comisión de derechos humanos, yo no puedo callarme, porque o me haría cómplice o los haría aún más fuertes.
En un país con alarmante índice de suicidios y de abortos, de maltratos y de presos de conciencia, con una economía proxeneta, cual es la parte que aún no entienden las personas que se ganan el sueldo en el programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD)?

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