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Tuesday, November 29, 2011

EL PODER DEL PODER

EL PODER DEL PODER

Es bueno ser un buen Príncipe, mejor es ser un Príncipe malo y por tanto odiado, pero mejor aún es ser un príncipe temido.
La lectura de Nicolás Maquiavelo, es encantadora, porque en ella comprendo a esa difícil naturaleza humana que todo lo cambia, todo lo esconde, todo tergiversa, pero cuando leemos esa obra maestra, comentada por Napoleón Bonaparte, nos damos cuenta que era aún peor, que era tan malo como el mas terrible, pero fue temido y por ello murió con treinta y tres por ciento más del arsénico, del que puede aguantar el cuerpo humano en el abandono de la isla de Elba.
Yo prefiero esperar que mi palabra escrita y hablada sea un instrumento de bien, como le comenté a uno de los candidatos a la Alcaldía de la ciudad: “yo no deseo ni siquiera ser el Presidente del condominio”, no tengo tiempo, no quiero negociar dignidades, no deseo trampas ni vericuetos, chismes bien alejados y al final del día no sonreiré a nadie que no me quiera y todo lo predicho me hace libre, para opinar y para reírme de lo que suceda derredor.
El poder es tan bueno y agradable, lujurioso y adictivo, que una importante mayoría de humanos honestos al conocerlo, pierden todo valor y son capaces hasta de matar para no perderlo, son capaces de cualquier cosa y yo los comprendo y por ello existen leyes y límites estatuidos so pena de cárcel a todo aquel que sobrepase las fronteras que nosotros “sus apoderados” les hemos impuesto, para evitar su natural abuso.
Se acercan las elecciones de la ciudad. Ya comienzan a barajar nombres en los medios y nosotros comenzamos los comentarios de pasillos, de acuerdo a nuestras simpatías y conveniencias. Los estrategas se estudian y todos somos susceptibles de ser investigados, mirados, vigilados. Las vidas privadas son cuidadas, porque a partir de la contienda dejarán de serlo. Los equipos se alinean y se pagan los favores y yo me rio y me rio, disfruto de la naturaleza de ese humano que no es tan malo, o es que tal vez he conocido a peores y eso los hace benignos frente a la pupila.
Los que ejercemos este oficio de escribidor, de cronista de las nimias acechanzas de la mente, nos volvemos amigos de casi todos, porque al final del día y con la inocencia propia de aquellos alejados de la maldad, somos los únicos que relatamos con imprudencia infantil, los aconteceres de la política que incluye todo lo humano de estas calles del North West y con humildad, pero con seriedad y a la vez sencillez, debo decirles a los candidatos, que deben estar alertas, porque serán vigilados, serán registrados e interrogados, porque nosotros, sus apoderados ciudadanos somos y seremos EL PODER DEL PODER. Actúen siempre como dicen pensar, porque si no existiéramos nosotros pudiesen terminar pensado como actúan.
Les deseamos a los candidatos, la suerte de los gladiadores en esa contienda, no por la muerte, sino por la vida de toda esta ciudad, que confía en sus buenos juicios.

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