EL VIOLÍN DE
INGRES
En el sótano,
bajando la escalera que tenía siete peldaños, pasando la puerta abierta, estaba
dispuesto totalmente, una réplica de un tren americano, aunque estaban en Gibraltar.
Era un espectáculo de tecnología y todo a una escala 1-50.
      En la tienda de golf, el hombre
maduro se regodea en el manoseo de los palos de última tecnología norteamericana,
aunque es un juego de origen escocés. Los prueba con un swing cauto para no
estropear nada, pregunta si hay algún driving range virtual para probar el
driver.
  En el aeropuerto de OpaLocka se
encuentra el avión ruso de mi amigo Martín, lo cuida, lo manda a lavar, lo
asea, lo mira y lo vuela ahora con mayor cuidado en esas acrobacias riesgosas
porque ha nacido Martina hace un par de meses, pero lo sigue acariciando y
sigue practicando.
            Otros menos deportistas van a Total
Wine a comprar tabacos exclusivos al mejor precio de Miami y luego llaman para
conversar al respecto, para acompañarse en sus gustos de buen vivir.
            Lo del violín de Ingres lo conseguí,
como siempre ocurre, en la lectura de una novela. La lectura es mi violín de Ingres,
como lo es para el coleccionista de locomotoras, para el golfista, el piloto y
el fumador de puros. Ingres era un pintor francés, podría buscar la fecha en Google
pero no tiene sentido hacerlo para que usted la olvide dos minutos más tarde,
pero lo que no olvidará es que poseía una enfermiza obsesión por tocar el violín,
aunque era pintor. Su nombre, muy normal para los estándares parisinos: Jean Auguste
Dominique Ingres y se trata de esa actividad secundaria más allá de tus
responsabilidades principales, que haces y amas, que llevas a cabo con
pasionaria afición y que te mueve, por lo tanto, cuando se dice que alguien
tiene un violín de Ingres se está reconociendo esa faceta oculta o secundaria.
Hasta allí lo dejamos, porque ahora vamos a hablar de lo inevitable.
            Si tienes la inmensa suerte de
llegar a ser mayor de cincuenta años, siéntete afortunado. Si tienes la
incomparable suerte de poseer un objetivo y mucho trabajo, pues, ya estas en
otros estándares. Si también posees salud a la cual se le da por hecho, cosa
que no es cierta, eres de los míos y si te procuras una actividad paralela, esa
por la cual no cobras pero que disfrutas, esa actividad juvenil, esa función que
te conmueve, te levanta y ocupa buena parte de tus pensamientos, entonces tu
posees un ‘’Violín de Ingres’’ y eres realmente y la mayor parte de tu tiempo
vital, muy feliz.
            Por supuesto deberás agregar a la música
de tu violín a la familia, los afectos, el dinero y tu actitud.
            Me temo, que, si acaso no posees lo
anterior, deberías estar muerto o tal vez ya lo estás y no lo sabes, que es
peor, porque tu tristeza y tu derrotista actitud de vejez no son tuyas,
simplemente tú las adoptaste y como tal, es tu responsabilidad, no dejes que tu
música muera contigo.
 
 
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