EL TEJIDO DEL PENSAMIENTO
Y esa
madrugada se prendieron las alarmas. Gonzalo, Pablo, Fidelio y otros, me
avisaban por texto sobre la tragedia. Todos asumían con certidumbre, nuestra
muy sentida y querida amistad, todos sabían de nuestra común conexión basada en
el tejido del pensamiento.
‘’La muerte es el hecho más profundo y significativo de la vida, que redime al más común de los mortales de su trivialidad y cotidianeidad’’, así lo define con exactitud el filósofo ruso Nikolai Berdiaev.
Periodista,
madre sensible, abnegada esposa, lectora furibunda, pensadora tenaz, educada
cual princesa y una eximia coordinadora de encuentros amistosos, Hélide Balza
de Briceño, ha fallecido aquí en la ciudad de Miami, donde vino a conocer a sus
nietos, su corazón lleno de amor no aguantó más de tanto querer y con ella, ha
muerto una parte de nosotros, quienes la conocimos, porque en mi caso personal
la conocí muy bien y más de uno podrá negar lo que digo, porque jamás estreché
su mano amable, jamás estuvimos frente a frente, sentados en una mesa, pero
siempre estuvimos en contacto desde las letras, desde la profundidad del tejido
del pensamiento, de esa tela de arañas que nos envuelve a los intelectuales, de
ese sentimiento inexplicable de solidaridad y felicitación, de invención, de
iniciativas, en fin de aprecio.
Su
esposo Vidal Arturo Briceño, gentil caballero y colega, queda como todos, con
un profundo sentimiento de la nada, pero tan solo, desde mi aprecio y admiración,
puedo darle parte del pensamiento de Cicerón, como pasapalos a este amargo
trago: ‘’Lo que comunica la serenidad para afrontar la muerte, es el recuerdo
de una noble vida’’, mi Almirante Briceño, desde estas letras impensables, la
familia Jurado le manda el fraterno abrazo basado en la seguridad de la noble
vida que tuvo la Señora Hélide, mi amiga a quien nunca estreché la mano, pero
que conocí bien, mi amiga de letras, mi amiga que comerciaba lo que Gracián de
Alderete llegó a decir sobre la noble conversación, la cual es un comercio de
corazones.
Este
no es un buen escrito, porque ninguno luctuoso lo es. Este es un escrito de
dolor en el que mi normalmente correctora y crítica literaria, Hélide, guardaría
un silencio amable.
Paz a
su alma buena y fortaleza para nosotros, sus deudos, porque todo quien la conoció,
pasa a formar filas entre ellos.
Guardemos
el silencio de los gladiadores, porque al César le reiteramos ´´Morituris
salutaris´´, te saludamos quienes vamos a morir.
juradopublishing@yahoo.com
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ReplyDeleteGracias,,por la fortuna
DeleteDe poder con partir,,los sentidos recuerdos. .con personas. Que perduran en nuestros corazones
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DeleteFamilia marina,,Dios los bendiga!!
Cusn profunda verdad has manifestado, tuve el privilegio de tener a Arturo en un cargo docente conmigo y si la conocí en persona en actividades sociales y protocolares, una gran persona y de eso hacen 30 años....y se le recuerda con mucho aprecio y acongoja su súbita partidas y pufo a Dios le dé fuerza a su esposo e hijos para aceptar el designio de Dios y superarlo...con la seguridad que desde la santa gloria y con los recuerdos bellos estará con Uds.
ReplyDeleteMuchísimas gracias por ese sentido homenaje a mi mamá. En efecto mi mamá era asidua lectora y admiradora de todo lo que escribías y estoy segura que desde donde esté agradece también el cariño que le profesas en tus palabras. Un fuerte abrazo!!
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