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Monday, January 14, 2013

VIDAS TRASCENDENTES

El maestro lo volvió a hacer y me dió otra lección de buen vivir. Llegaron a casa tres discos compactos, llenos de valores humanos, llenos de orígenes y sapiencia, de sosiego y pulcritud de pensamiento. Uno sobre la vida de Platón y sus diálogos, que recuerdo hace una década, haber cerrado y jurado no leer jamás por aquello del capítulo sexual de Isis y el amor, donde describía sin empaches su atracción por el muchacho, pero eso no le resta lo demás, la perfección del vivir con la contemplación de lo vivido. El otro sobre un poeta del piano, creador de un lenguaje musical propio y por ende inconfundible, me refiero al bienquisto Frederick Chopin y el tercero y más complicado aún en la sensibilidad y contenido, es sobre la Biblia que “por su antigüedad, permanencia y significación…es el más importante libro de la humanidad” y no es un estudio religioso el que hace su autor el Profesor Jon Aizpurua, es un estudio intelectual y de contenido de la palabra de Dios, sin llegar a interpretaciones hermenéuticas. Cada día necesito menos porque tengo más, cada minuto me conformo con menos, porque contemplo más, cada instante me regodeo en la poesía de la existencia sencilla y doméstica del pensamiento y tengo tantos amigos con los que no hablo, que me remito a leerlos y llegó a mis manos el libro “Encuentro con hombres notables” de Carlos Eduardo Frías y ocurre con un texto como este, lo que pasa con un joven amor, que no queremos dejarlo ni por un minuto para no perder el olor feromónico del placer y he conseguido frases deliciosas como la “batahola de mi interior” que ellas solas definen tantas cosas o esa arrogante pero cierta de la generación de Fernando Paz Castillo cuando sufrieron de la orfandad y poca sensibilidad de los escritores mayores “Nosotros no hemos roto una cultura, al contrario, nos hemos hecho una”. La noble conversación es un comercio de corazones y por ello los escritores nos reunimos, no a contar lo escrito sino lo leído y es allí donde está el meollo, porque antes de ser escritor somos y seguiremos siendo lectores de la locura de otros en ese afán de enamorarnos desde adentro con la esperanza que muchos otros se enamoren en esa promiscuidad intelectual que hace de la vida de muchos una vida particular y personal que logra trascender. Las personas creyentes, ¡creyentes de verdad! Dejamos pasar cosas que aterrarían a un ateo, porque sabemos bien del plan de Dios y la ciclotimia bendita que depura a la sociedad y ni la fama, el dinero o el poder podrían haber cambiado el deceso del Cid Campeador, quien ganó su última batalla que ya pocos recuerdan, ¡pero muerto!. Hugo Chávez será un ejemplo malo, negro, oscuro como la nube de la tormenta, de una persona que se suicidó de a poco, necesitando poder, baños de masas y superficialidades innecesarias, que hicieron que su vida trascendiera…en el sentido contrario al crecimiento de una pequeña sociedad del tercer mundo.

3 comments:

  1. Qué bien descrita la brevedad del ser y la profundidad eterna del pensamiento. Te sigo leyendo, desde muy antes del desayuno, para nutrirme de tus letras y apropiarme de tus ideas, musas reveladoras y acicate para las mías. No te felicito, te doy las gracias por la invitación permanente al condumio de tu talento. Son tan gratas y sabrosas tus lecturas, que me las como con las manos.

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  2. Maestro....sus palabras me halagan y me honran....abrazos muy fraternos.

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