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Monday, December 10, 2012

UNA CIUDAD DORADA

Oscuro aun en el amanecer del otoño, sonó la primera detonación de mi palo de golf contra la ahora maltrecha pelota que logra resistir toda esa cantidad de libras de presión que no aguantaría un cráneo humano por cabeza dura que fuera el paciente. El sol comenzó a salir por el Este, (como es su mala costumbre) y en minutos estaba sobre la copa de los árboles, disminuyendo mi visibilidad, pero abriendo mi corazón. El pasto húmedo de rocío, el olor a fresco, el amanecer en puertas, el silencio interrumpido por el trinar de los pájaros y yo pensaba tan solo en el singular de una palabra que no tiene, como lo es “rascacielos” y que bueno que no tiene singular y mejor aun que nosotros no tengamos rascacielos que tapen la salida del sol en ese hoyo doce que pareciera la puerta y el espejo de toda persona sensible. La soledad ha sido diseñada para almas grandes y en la arrogancia de ella, concluía entonces que mi alma era inmensa, porque desde minutos atrás, cuando decidí violar la naturaleza y levantarme a jugar golf en la madrugada para poder cumplir con mis labores, estaba solo y bastó con que lo pensara para que hicieran su aparición todos esos golfistas que buscaban lo mismo que yo en el sitio correcto y me di cuenta que mi alma no poseía tanto tamaño y que éramos muchos los solos acompañados. No poseemos rascacielos, pero tenemos paz y ella, la paz, es una actitud que me la vendieron individual, pero en esta ciudad pareciera un requisito impuesto por la alcaldía para vivir en la ciudad Dorada, porque dorados son sus pastos a la salida del sol. Frecuentemente me abordan amigos y vecinos que me dejan saber sus quereres, sus dolencias, sus falencias, sus nostalgias y tristezas, como si yo fuera el Padre Israel Mago, párroco insigne y santo que trabaja con denuedo para hacer la primera Iglesia católica y yo como no soy tan santo los trato y amo como a mi mismo y por eso he mandado a un pequeño ejército de ellos a comer heces, porque aquí nada falta y todo sobra, porque aquí no es mas feliz quien tiene mas, sino el que disfruta mas de las excelentes oportunidades que nos brinda la ciudad y sus gentes, porque vivimos como millonarios sin tener millones y porque estamos protegidos en esta suerte de tubo de ensayo custodiado por una policía cruel para los bandidos y excelente para los menos bandidos, que pone orden a todos por igual y que mantiene a raya a ese miserable que a veces se nos revela y del que hablaba Víctor Hugo. Cuba y Venezuela son quimeras y como tales inexistentes, ambas son creaciones de la mente que revolotea en los recuerdos, pero todo ha cambiado incluyendo a sus gentes en ese par de sociedades decadentes y corruptas. Colombia la bella, negocia la paz, sin sospechar que ya todas las fórmulas han sido ensayadas y que el modus vivendi de la guerrilla es la violencia y no pocos piensan en Uribe, lejano y eficaz, pero lejano. Ecuador revolotea alrededor del ego del Presidente Rafael Correa, que sí es del tamaño de un rascacielos y nosotros, todos los demás somos el resultado de esa encantadora y holística mezcla del vivir en sociedad en la más bella, planeada, amable y gentil ciudad de los hispanohablantes en los Estados Unidos de América. En nuestros restaurantes podemos disectar el gusto de todos y lo mismo comeremos una bandeja paisa, que ese pescado frito de la costa, o porque no probar y deleitarnos con el ceviche peruano que hacemos bien lejos de Perú, porque a Europa, llegará el momento en que ofrezcamos la auténtica pizza doralina. A la Patagonia les tengo noticias, porque ella no está en el cono Sur como algunos incultos piensan. Patagonia está en la calle 41, con los mejores cortes de carne, que compiten con nuestros dotados auto mercados llenos de casabe, harina pan y demás alimentos étnicos como son dados a llamarlos y yo les pregunto: ¿Cuál es la parte de su país que realmente extrañan? ¿Será el manejar estando licorados? ¿O tal vez la encantadora impunidad del desorden de Latinoamérica? ¿La estructural pobreza o la irresponsable actitud de la impuntualidad?, díganme, ¿Qué extrañan?, porque yo si se los puedo decir. Extrañan a su gente, pero están aquí. Extrañan su calle y sus amigos, pero esa calle nunca fue de ustedes y sus amigos son prestados por la vida, extrañan su status y su nivel de vida, ¡pero aquí viven mejor y con mas calidad!, pero lo que mas extrañan es que se trabajaba poco y esa es la verdadera razón por la cual nuestros países no sirven desde su estructura, desde sus huesos y eso no es culpa de nosotros, es una mala costumbre heredada de la Colonia Española, donde el trabajo era para los esclavos y nosotros los nobles o los que queremos parecerlos imitamos a los reyes, flojos, gordos y con altos niveles de ácido úrico, pero eso aquí se acabó y debemos pagar como debe ser hasta por el puro aire que respiramos y esta ciudad nos hace humildes a la fuerza y fuertes con cariño. Tenemos un Gobierno local que se nos parece, con un famélico alcalde venezolano, que trabajó como nadie para ganar la alcaldía y digo famélico porque el Alcalde Luigi Boria, caminó cada urbanización, casa, calle de esta ciudad y en ese trabajo adelgazó como es humano y es humilde y es trabajador y sabe hacer dinero y tiene sangre italiana y tiene familia y no extraña nada porque todo lo tiene aquí, al igual que todos. Su ecléctico consejo, ha resultado de una depuración política y democrática de primera categoría y estoy convencido que la ciudad del Doral, ha escogido bien y el Alcalde tiene un reto y nosotros los hombres le comprendemos y le ayudaremos, porque no debe ser nada fácil negociar nuestros destinos con todas esas damas inteligentes y no es una cuestión de sexo como la infeliz chanza anterior, es un destino compartido el que tenemos entre manos, es un futuro cubano, colombiano, ecuatoriano, peruano, chileno y argentino, porque en Doral ya no somos de allá, somos de aquí y nos compete lo que ocurra, basados en nuestro derecho a opinar y también en el deber de contribuir. Nuestra última edición del ano 2012, cierra feliz, cierra con el dulce sabor del deber cumplido y con la paz de entender que estamos en manos buenas y llena de la sapiencia y sabiduría de la sana intención y la sabia palabra de Miguel de Cervantes y Saavedra: “Llaneza muchachos, no se encumbren, que toda afectación es mala” Este próximo ano 2013 será aun más próspero y lleno de bienaventuranzas y parabienes. Seguro estoy, porque esta ciudad nació para mitigar los dolores de las tierras lejanas y al igual que Pizarro, al llegar a estas playas, hemos quemado las naves y sembrado nuestra ancla en la plaza mayor como símbolo del amor a estos pantanos que hemos quitado a la naturaleza para bien criar a nuestros hijos.

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