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Saturday, December 8, 2012

6 MINUTOS PARA CAMBIAR AL MUNDO

Era domingo, fresco, tranquilo. Unos jugaban al tenis y otros al golf, algunos se preparaban para la misa, pero tenían algo en común: ¡todos eran felices! Y la guerra en Europa era lejana y fuera de las noticias en aquella olvidada pero amable y volcánica Isla del Pacífico. El grupo de guardia se preparaba para dejar a sus relevos, los buques impecables, como manda el protocolo y ya en las mentes de los marineros revoloteaba esa suerte de angustia por salir a disfrutar. Veintitrés horas y dos mil cuatrocientos muertos después, el Presidente Roosevelt le hablaba al Congreso norteamericano. El Almirante Comandante de la Base Naval de Pearl Harbor, preparaba su uniforme para afrontar la Corte Marcial que le reclamaría su negligencia. Roosevelt no tenía un carro blindado porque el presupuesto de uno sobrepasaba la astronómica suma para la época, de $750, pero se sospechaba que harían algún atentado en su contra y por ello el departamento del tesoro, mandó uno confiscado a Alphonse Capone y le trasladaron hasta el Congreso en el. Franklin Delano, preguntó de quien era ese nuevo carro y al informarle su protervo origen, tan solo dijo: “espero que no se moleste el Señor Capone” El discurso incluyó el sacrificio de caminar hasta el estrado, con esa suerte de armadura en sus piernas y el pedía a Dios no caerse en el tránsito terrible. Su hijo, el Capitán de la Infantería de Marina J. Roosevelt, con su uniforme, le flanqueaba a la derecha y su bastón a la izquierda. El silencio era ensordecedor, si, pegaba a los oídos y se podía escuchar la caída de una aguja. Todos expectantes, todos dolidos y ofendidos en el honor patrio. El Presidente entregó a la Nación el parte general del desastre por cadena nacional y fue el programa de radio mas escuchado en su época. Todo el país sentía lo mismo y ese discurso que cambió el planeta y la suerte de Francia, Inglaterra, Italia y el mundo en general, duró algo más de seis minutos, para declarar la guerra al Imperio Japonés, ¡con la ayuda de Dios! Y obtuvo ochenta y dos votos a favor y tan solo uno en contra y el inmenso monstruo se despertó y atacó con la fiereza que solo sabe la Unión Americana y entró a la terrible guerra en ese turbulento ano de 1941. Un día como hoy, el siete de Diciembre de 1941, Japón comete el error mas grande de su historia, al traicionar todos los tratados y subestimar al país mas amable, gentil y decente de todo el orbe, si, porque Los Estados Unidos de América, ayuda a todos y basta con que alguna de las meretrices comunistas actuales sufran de algún desastre natural en el burdel que regentan y allí están prestos a la ayuda humanitaria. Haití por ejemplo, ha recibido más de $2.000.000.000 y aun su casa de Gobierno no está reparada, África sabe bien de lo que digo y por ello, por su actitud libertaria, el mundo no se entiende hoy día en el alemán de Hitler.

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