EL DRON DE
CÉSAR
La
idea se me agolpó de repente. Estaba totalmente desnudo, había llegado de mi
trabajo y pensaba irme a nadar a la piscina, pero no, apareció ella, la idea,
la infame que me haría mitigar la preocupación de terminar el capítulo IV de mi
novela. Con un blog de notas en la mano derecha y mi lapicero en la izquierda,
porque soy zurdo (nadie es perfecto), caminaba de estribor a babor en mi cuarto
cuya pared que da a Bay side es toda una ventana, detrás de mi balcón, que
ambos quedan llegando al cielo en Brickell Key, de manera que nadie puede verme
a esa altura, pero no, de repente sentí ese murmullo zancudo que zumbaba en
alguna parte del externo, era un “dron” maléfico, satánico que me observaba con
todas mis partes pudendas y a la vez gozosas expuestas, a la intemperie, a la
vera de Dios.
Lo
observé estupefacto, él también me veía con atención, como quien mira al padre
o tal vez abuelo de las Kardashian. Repito, nos miramos por unos eternos
segundos y solté el blog y mire mi ahora disminuido miembro apenado, avergonzado,
minimizado por el miedo escénico que provocaba el intrépido intruso, en la
intimidad de mi cuarto en el apartamento donde vivo hace un quinquenio muy
cerca del cielo.
Mi
amigo César Raymundo López se ha comprado un dron y después de lo que le ha
pasado a Nicolás Maduro y de lo que me pasó a mí, que no es poca cosa, todo dueño
de un dron pasa a ser un individuo sospechoso y susceptible de ser investigado
y hasta preso, torturado e interrogado con los más severos métodos de tortura
de la Gestapo, la KGB de Vladimir Putin, la Seguridad nacional de Pérez Jiménez,
la CIA y el FBI, pero no solo ha adquirido un dron, sino que se ha dispuesto a
sacar una licencia que le certifique como un experto y yo solamente me pongo aún
más capcioso, más temeroso, mucho más alerta ante este espía infame que
intenta, como me ha pasado a mí, averiguar las cosas más íntimas que pasan en
mi alcoba.
Ruego
me comprendan, pero cuando una idea me viene a la cabeza dejo todo por atenderla,
tomo papel y lápiz o peor aún, un marcador deleble y escribo en el inmenso
espejo de mi sala-comedor, las aristas de esta, los intríngulis ocurrentes que
luego con calma revisaré para darle forma en mi próxima novela, esa trama ocurrente
que se presenta como un delincuente sigiloso y a veces nocturno.
Considero
que Cesar, debe ser investigado y también los motivos que le obligaron a
comprarse un dron que a todas luces parece ilegal, después de lo ocurrido con
Maduro que se ha preguntado: ¿qué hubiese pasado si lograran asesinarlo? Pues yo
creo tener la respuesta.
Seguramente
el infame y mal intencionado piloto del artefacto estaría junto con treinta
millones más, riéndose de haberme visto completamente desnudo y minimizado y
con mi artefacto, mi apéndice exógeno, minusválido mientras pensaba en esa idea
para mi novela.
jajajaja buena lectura por ahÍ dicen ahora EL DRON DE SU MADRE
ReplyDeleteThis comment has been removed by the author.
ReplyDeleteThis comment has been removed by the author.
ReplyDelete
ReplyDeleteOne wonders, how many readers can picture the scene as described.. I mean, the one captured by the Dron and the one observed and felt by the narrator.. Umm! 🤔 One can only imagine.
Saludos Jr. excelente paradoja, y en nuestros tiempos en la fase I de Unitas disparabamos Aspide contra super Drones y la intencion era probar el misil no tumbar el drone...hoy en dia hasta BONODRONES depositarn a los.....tu sabes..!!!cuidate Jr.....
ReplyDelete