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Sunday, July 7, 2013

UN SEXTO SENTIDO

En mi escritorio en una Base Naval de Norfolk en el Estado de Virginia, lleno de papeles, de los partes de los combates en Kosovo, aquel Vikingo que perdió potencia al despegar del portaaviones Theodore Roosevelt y cayó al mar a sesenta millas de nosotros y perdieron la vida todos sus tripulantes y cuyo piloto era una Teniente de la Armada, si, ¡era mujer! Mi ayudante me llama para presentarme al nuevo oficial que trabajaría bajo mi mando y al voltear apareció ella. Rubia, de algo así como metro ochenta y con unos ojos azules que me encandilaron y no pude doblegar mi lenguaje gestual y se me notó la atracción y a la memoria me vino el Presidente Bill Clinton que casi pierde la Presidencia por la felación de la Lewinski y yo casi pierdo la cabeza. Napoleón Bonaparte tenía razón cuando escribió que las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo y eso hice, solicité que administrativamente la asignaran a otro departamento, para evitar la colisión y no perder una promisoria carrera que me había divertido en primer lugar y que me había costado otro tanto. Las mujeres de acuerdo a mi amigo Boris, tienen un sexto sentido tan agudo, que los otros cinco no les hacen falta y por ello adivinan nuestras cuitas sin tener pruebas, con exactitud quirúrgica y sueltan la prenda y nosotros los hombres la agarramos cual corderos….!lo sé todo, nos dicen! Y como es de esperar, entramos en pánico. Yo he vivido desde temprana edad con muchas mujeres a la vez y son tantas, que estoy seguro que a partir de este escrito seré la envidia del género masculino, o tal vez me tilden de loco. Les cuento: en el ano de 1979, cuando entré a la Escuela Naval de Venezuela, pasé a vivir con una docena de ellas y no fue fácil, eran una docena de líderes cual mas inteligentes y todas como es de esperar, mandaban, corrijo, me mandaban y lo siguen haciendo, de hecho este artículo fue ordenado por Vivian y yo obedezco, porque el miedo al no ser curado correctamente puede mantenerse por años en la vida y se graduaron y la Armada fue tan arriesgada que las hicieron infantes de Marina con pistola en el cinto y todo, otras fueron a la flota y me las conseguía en esos muelles que nos vieron crecer a todos por igual y las ame a todas, si y las sigo amando, porque son y han sido excelente hermanas de diferentes padres y madres, pero hermanas del quehacer militar- naval y esa mixtura no se puede comprar en una botica. Es sumamente difícil hablar con equilibrio sobre ellas, porque si para nosotros los hombres fue cuesta arriba sortear la difícil profesión, para ellas, las primeras mujeres de la Armada, fue doblemente difícil, pero allí se comprueba la existencia del sexto sentido que ellas exponenciaron para honrarnos con su cariño y profesionalismo. Ahora cumplimos treinta años de graduados y ellas, las grandes maestras de los inmaduros jóvenes de aquella época encantadora, siguen siendo lo que la organización vió a futuro con acierto, mujeres probas, inteligentes, amables y decentes que enaltecen el gentilicio venezolano y a la organización Naval que las formó…felicidades a todos, pero a ellas mi admiración por su inmensa capacidad.

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