LOS MILLONARIOS DEL
DORAL
Yo
te recomiendo que compres varios apartamentos aquí en Doral, los alquiles y
tengas una renta fija para que puedas tener flujo de caja.
¿Pero
y quien me vende los apartamentos?
Pues
yo mismo o es que ¿no sabes que soy realtor o sea, agente de bienes raíces?
Hasta
ese momento, el comprador no había hablado ni preguntado de cuanto capital
estaban hablando y lo asumí como una muy mala señal. Era evidente que estaba
recién llegado de Venezuela, era evidente que aún estaba absolutamente perdido,
desubicado y me atrevería a decir que absorto en la abundancia de una panadería
llena de panes de todo tipo y de dulces, de tortas, jugos y refrescos.
En
la mesa de al lado estaban ellas, maduras y bonitas, con acento colombiano una
y la otra creo que era cubana, hablando de implantes y cirugías, de lo barato
de los presupuestos y de la rapidez y profesionalismo de los médicos, pero
nunca hablaron realmente de dinero y nuevamente asumí que era una mala señal.
Un
par de mesas más allá se escuchaba la conversación vía telefónica de un
alterado comensal venezolano, que reclamaba airadamente y como si estuviera
solo, aquella factura que no le había mandado su interlocutor, para poder,
infiero, justificar algunos gastos en dólares provenientes del país que no
tiene dólares.
El
editor, quien es la persona que me alerta acerca de los ingentes negocios que
en nuestro rededor se estaban fraguando, me informa que poco más allá estaban
comprando un par de camiones de carga, junto a unos tractores para la
construcción de no sé cuál urbanización en la ciudad, mientras en paralelo
conversaban sobre un proyecto de cine y se barajaban fortunas en la producción
y en el pago de talentos, escritores, luminitos, camarógrafos y coreógrafos.
Creo
que esta común práctica en todas las cafeterías y restaurantes de la ciudad
posee algo de ansiolítico de amplio espectro, por cuanto las personas se
divierten comprando y vendiendo en un inmenso juego de monopolio, de hecho, la
actriz francesa Jeanne Misttinguette llegó a escribir lo siguiente: “El dinero
no da la felicidad, pero aplaca los nervios”, pero debo confesar que yo me voy
más hacia el pensamiento del escritor español José Pla: “El dinero no da la
felicidad, ciertamente; pero tampoco es un obstáculo”. El problema está en
cuando no hay dinero y las personas se desgastan en un insulso ejercicio de
compra y venta de pasivos y hasta activos inexistentes y se encuentran de
frente contra este sistema al que considero infalible y por ello debo citar a
Robert Ringer en su libro “Sea el número uno” en su interesantísimo capítulo
titulado “El obstáculo del dinero”
Si
Usted llega a estas tierras con una fortuna, y no la
reproduce sino que por el contrario comienza a gastar desmesuradamente, a vivir
como si siempre hubiese estado aquí, a no entender que aquí nada es gratis,
todo se cobra y eso incluye las ambulancias cuando le dé el infarto, por haber
caído en la quiebra económica total, si realmente entiende eso, comenzará a
surgir con la humildad que nos impone el sistema por la fuerza a todos por
igual y este comentario incluye al Presidente Barack Obama.
Ningún
trabajo por humilde que sea le resta en este país de inmigrantes. Los títulos
académicos y nobiliarios traídos de otras tierras, los puede desechar inmediatamente porque aquí
no podrán ser usados, solo su voluntad de exponenciar sus talentos, de
reinventarse y de entender a esta sociedad que ya estaba aquí cuando Usted
llegó buscando libertad, le podrán salvar de la banca rota, de manera amigo
millonario de Doral, guarde silencio y piense que debe pagar los taxes de las
propiedades que le vendió el realtor del primer párrafo, debe pagar el seguro
de los camiones del siguiente párrafo, debe conseguir el dinero para pagar unas
ampulosas tetas nuevas y al maracucho gritón de CADIVI, debo informarle que no
podrá vivir aquí con dólares producidos allá. ¡Es una lástima! Pero existe otro
obstáculo el de la ¡REALIDAD!
Yo
no niego mi apetencia por el dinero, me gusta mucho, tengo una cariñosa
relación con él, pero confieso que en mi vida es tan solo un fin para obtener
mis objetivos y tener mayor libertad, con paciencia paseo por el camino hacia
el éxito económico, observo en silencio contemplativo las flores y las piedras,
el azul del cielo y también las tormentas que se me han presentado en el logro
de los precitados objetivos y trato de no desgastarme, de no perder energías en
la búsqueda del dinero que merme mi salud, para luego como decía el Dalai Lama,
gastarlo para recuperar la misma salud perdida.
En
el TD Bank que queda por allí bajando por la Avenida 107, en el estacionamiento
se me acercó una compatriota amable, que me preguntó sobre la situación
política del país, como si yo tuviese una bola mágica y luego de argüir algunas
teorías fantabulosas bajo el implacable sol, le recomendé que nos despidiéramos
y ella no pudo aguantar decirme lo siguiente: “yo nunca pensé que Usted
manejara un carro como ese” refiriéndose a mi económico vehículo y yo tan solo
repregunté: ¿y cuál es el carro que debo manejar de acuerdo a su criterio?
Un
carro es un instrumento que debe ser desechable y que debe servir para hacernos
más grata y fácil la vida, es una suerte de bolígrafo plástico que no nos debe
importar perder porque podemos comprar cien más en la siguiente farmacia, pero
si yo manejara el Ferrari que quiere mi hijo, el Mercedez que quiere la señora
que yo maneje o el vehículo que desea el resto de la humanidad, pasarían dos
cosas: en primer lugar dejaría de ser feliz tratando sin éxito de complacer a
los demás y en segundo lugar tendría que enfrentar el prenombrado obstáculo de
la realidad, porque no tengo tanto dinero.
Por
los momentos nos divertimos escuchando las conversaciones de negocios de las
personas que nos rodean, a sabiendas que la gran mayoría son mentiras que
calman los nervios de los incautos recién llegados y seguramente alimentan las
esperanzas de los también incautos maleantes embaucadores.
Que catarsis me ha resultado una vez más tu lectura , un gran a brazo en la distancia con mis mejores deseos
ReplyDeleteAsi mismo como lo comentas es !, sin embargo debo agregar que cada grupo humano que viene a USA con dinero actua y piensa igual, lo he visto en Brasileros, Argentinos, Colombianos, Chinos, Australianos, Rusos, y hasta Israelis, menciono a estos paises, porque conozco individuos de todos estos paises que han salido con las tablas en la cabeza. Creo que los Venezolanos no son unicos en esto, es parte de la prepotencia que proporciona el dinero en los paises donde se obtiene. Supongo que a los Americanos les pasa lo mismo cuando van a otros paises, donde no conocen como se bate el cobre.
ReplyDeleteEn defensa humilde, de la identidad nacional, voy a comentar que los Venezolanos pienso que siempre han soñado en grande, han sido emprendedores y fanaticos de lo mejor que el mundo ofrece, y en eso viene mi comentario: Los Americanos son iguales, por eso existe Apple, y Disney, Intel y Facebook, porque en algun lugar de Cupertino, hay unos muchachos, en una mesa, conversando de millones de dolares, de IPOs en 4 años, de llegar a la Luna antes de que termine la decada, de viajar a Marte, asi que por favor no seamos tan autocriticos con los Venezolanos que viene a soñar con fortunas, porque este pais fue hecho por gente como ellos, Rockefeller, Carnegie, G.P Morgan, y los muchos que tambien soñaron pero no llegaron, es un pais duro, pero soñar, e invertir es la unica forma de triunfar, Quien crea que con un trabajito mal pagado va a salir adelante, en este país no triunfara, es el pais de los ambiciosos, de los osados, de los audaces, sino vean a Trump
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