CUANDO NO LLEGA LA REGLA
Nos
ponemos muy nerviosos, impacientes, algunos llegan a la desesperación, la
paranoia y hasta la más incómoda de las situaciones. Las preguntas fluyen como
una cascada interminable de magnitudes y fuerzas incontrolables. ¿Cómo voy a explicar
esto? ¿No sé cómo decirlo e informarlo a la familia? Si el afectado es casado
el problema se agrava y agudiza y hace sentir al pobre al borde de un infarto al miocardio.
La
regla es importante, nos permite tener la seguridad en una relación donde nada
es seguro. Al menos cuando ella falta sabemos que las cosas ocurrirán de una
manera poco esperada, con sumas dudas, llenos de huecos mentales atormentantes
y siguen las preguntas: ¿Cómo voy a suplir a mi familia? ¿Cómo será nuestro
futuro ahora que no viene la regla? ¿Cuántos meses durará esto? ¿Cómo podemos
llamar a esto que nos ocurre? ¿Es que acaso ya no estoy muy viejo para que esto
me este pasando? ¿Cómo va mi esposa a recibir esta noticia? ¿Mis hijos?
Lo
que hoy era verdad, en este momento que conozco la ausencia de la regla ya no
lo es. Todo cambiará, mi vida, la única que tengo para vivir también lo hará y
de forma radical, de manera que estamos, cuando falta la regla, en presencia de
uno de los escenarios más inestables al que se pueda enfrentar hombre alguno.
Primero
CADIVI, luego cambiaron la regla y modificaron dentro del mismo sistema el
precio del dólar. Otra regla con el sistema de bandas y sobre este volvieron a
cambiar la regla. El venezolano se ha hecho más pobre. La inflación que obedece
a las universales reglas de la economía tan solo conoce el aumento exponencial
y en cada ida al mercado, cambian la regla y el presupuesto jamás alcanza, por
aquella vieja regla de la demanda y la oferta, pero en el país, esa regla fue
sustituida por otra que desconocemos y el banco Central sigue imprimiendo
millones de billetes que ponen a circular en el mercado interno donde no se
respetan las más elementales reglas.
Cualquier
venezolano estará de acuerdo conmigo, que en el país desde la llegada del
difunto de Sabaneta, la regla no vino más y al no haber reglas todos nos
ponemos nerviosos y no sabemos cómo será el futuro tan cercano como mañana,
porque a cada momento cambian, quitan o simplemente no viene la regla a la que
estamos acostumbrados.
Yo
quiero que venga la regla, pero hay cosas que no puedo dominar, todos queremos
la buena noticia de que llegó la regla y poder actuar en consecuencia y con más
cuidado, poder prever el futuro de la familia, explicarle a nuestra esposa que
de acuerdo a las reglas nuestro proyecto de vida será más estable, que
tendremos prosperidad si no perdemos la regla y que en fin, con la regla
estaremos más seguros. ¡Yo me pongo muy
nervioso cuando no viene la regla!
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