CIUDAD CAÓTICA
Solamente
hay dos personas en el mundo que nunca vieron la serie de Batman. Uno es Evo Morales
y el otro es un amigo mío que sigue siendo un amargado pero yo lo quiero mucho.
Todos
nos disfrazamos alguna vez de Batman, pero jamás de Robín. Creo que desde la
inocencia de la infancia ya le veíamos muy manerado y femenino. Durante los 120
episodios de la serie de televisión, Robín repitió 347 veces diferentes
versiones de ¡Santo cielo…esto o aquello!
Robín
fue un ex trapecista de circo y el villano Dos Caras había matado a toda su
familia. El jóven fue adoptado informalmente por el millonario Bruce Wayne, que
en la traducción en Venezuela lo llamaron Bruno Díaz, para tropicalizarlo y a
manera de que fuera metabolizable por nosotros los niños de entonces y Batman
(Bruno Díaz) lo llamaba el joven maravilla, ¿dígame Usted si no suena femenino?.
El
escenario de los bandidos, las fechorías y el saqueo se llevaba a cabo en
Ciudad Gótica y el comisionado, ¡el
pobre comisionado! Siempre andaba como los testículos de los canes, atrás,
siempre llegaba retardado junto con la policía y las fuerzas del orden a las más
violentas escenas, donde Batman y Robín ya tenían a raya a los maleantes.
Dos
damas a quienes ninguno de los dos jamás pretendió, ni siquiera una insinuación
un poco lujuriosa eran: Bárbara Gordon, la batichica que estaba bien buena y
que trabajaba como bibliotecaria y la otra no menos buena Celina Keyle que era
el nombre de la Gatúbela.
La
serie se hizo famosa por sus exactas 87 onomatopeyas en las escenas de peleas y
creo que vale la pena recordar algunas de ellas fueron: ¡Pow! ¡Zonk! ¡Biff! ¡Smash!
¡Clunk! ¡Crash!
Nunca
nadie supo donde quedaba la baticueva, que era esa suerte de escondite donde
entraba el vehículo llamado batimovil y que para abrir el pasaje secreto Bruce
Wayne colocaba las manecillas de su reloj en la hora exacta que sus padres
fueron asesinados.
La
ciudad caótica en la que se ha convertido Caracas requiere y adolece de tantas
cosas que no creo que Batman pueda con ella. La baticueva nunca fue descubierta
porque el súper héroe estaba del lado de la ley, porque si no, no solamente la
hubiesen descubierto sino que los Navy Seals la hubiesen allanado, hubiesen
metido preso a Batman, al maricón de Robín, al chofer y hasta a Harriet Cooper,
la simpática tía de Bruno Díaz o Bruce Wayne, ¡como quieran!
Si
yo fuera Diosdado, viviera en ciudad caótica, fuera esa suerte de Guasón
malvado y burlón y estuviera bajo amenaza del Gobierno Federal de los Estados
Unidos, estuviese muy mortificado porque uno que estuvo en su propia baticueva
fue Saddam Hussein y ya sabemos que el sí sabía de cuevas. Otro con otro estilo
no menos sigiloso y hasta resbaladizo fue Osama Bin Laden y a ambos le llegó en
su momento y cuando menos lo esperaban el largo brazo de la ley norteamericana
que ¡no tiene buen humor! Creo que Diosdado debe colocar las manecillas de su
reloj en la hora correcta y entregarse a la justicia, antes de que por la
fuerza le descubran la cueva disfrazada de legalidad donde ahora se esconde.
!Wuao! Càspita! Recórcholis! Qué puedo decirte. !Magistral!
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