ABRAZADO A TU CINTURA
Ella
iba caminando con ese minúsculo traje de baño, multicolor, contrastante con la
piel hecha morena de tanto sol y mar. El pelo batía contra el viento y yo
licorado, desinhibido, solo observaba y me repetía contra lo aprendido en la
sociedad que tenía que abordarla y decirle cuanto me atraía, me decía en
silencio que NO ES LO MISMO VERLA VENIR, QUE HABLAR CON ELLA.
Con
una arrogancia que solo a ella le queda bien, nos veía a nosotros sus súbditos,
sobre el hombro, era bella, intocable y se tongoneaba de una manera tan sugestiva
que toda era una provocación a las hormonas y las más bajas pasiones.
No
crean que ella era la única atractiva en la playa, no. Había un ejército de hermosas, pero como Heloisa, ¡ha!, porque no les he contado que pude hablar
con ella. Me sentí ridículo, desubicado, aturdido, fuera de lugar. Mi barriga
contrastaba negativamente con su vientre plano, pero no me importaba hacer el ridículo,
mi objetivo era saber de ella, rogarle una sonrisa, arrastrarme por la arena si
ella lo pedía, pasar el resto de la vida abrazado a su cintura.
Heloisa
Eneida, fue esa morena que inspiró la letra del Bossa Nova más famoso de todos:
“La chica de Ipanema” El poeta Vinicio de Moráis la escribió basado en la bella
mulata. La muchacha al enterarse, intentó demandarlo a él y al brillante autor
de la música Antonio Carlos Jobim, por algo que me encanta y que a la vez no
entiendo muy bien: “derecho a cuerpo”
Jaime
Bayly, anoche ha sacado un video de un individuo aborrecible, no por feo ni hediondo,
sino por rastrero y servil yo creo que así sea en presencia de Heloisa, se debe
tener un mínimo de dignidad, pero hemos visto ya sin asombro a un Winston
Vallenilla, adulón y lisonjero, decirle a Nicolás Maduro tantas cosas bonitas,
tantos halagos a su inteligencia y hasta su físico, tantas bellas palabras que
aumentaron el ya gran ego del mofletudo nefando mandatario, que créanme yo no
lo hubiese hecho mejor con la bella Heloisa Eneida en aquella playa de Ipanema
donde Vinicio quedó impactado y que me ha dado el chance de ilustrar la fábula.
Ser
digno es algo interesante, importante. La dignidad es lo único que no estoy
dispuesto a negociar, pero debo comprender que no soy el único en el planeta,
porque si no fuera muy aburrido. Creo haberme divertido viendo al pobre Winston
oliendo la flatulencia directamente y en público, desde la génesis del mismo
procto de Maduro. Pero ese es el infausto precio que se debe pagar en revolución
para seguir teniendo los favores de la chica de Ipanema.
Me
encantaría abrazar en público la cintura de Heloisa Eneida, ¡sería la envidia de muchos viejos verdes
amigos míos!, mientras que Winston Vallenilla, ya lo ha hecho con Nicolás
Maduro y yo sentí vergüenza, porque no es fácil llegarle al grosor de la
barriga del bigotudo y sentir agrado. Como dijo Jaime en su programa, ser tonto
es una elección personal.
Y si ella supiese que cuando ella pasa un mundo interior se llena de gracia y sigue bailando camino del mar. Lo desdeña olímpicamente.
ReplyDeleteAsí queda el Winston, pero lleno de grasa y otros productos orgánicos . Jajaja