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Saturday, November 25, 2017

UNA MARCA EN EL UNIVERSO


UNA MARCA EN EL UNIVERSO

            Hoy ha sido un día luminoso, por decir lo menos. En la mañana he hablado con mi amigo Andrés, siempre tan inquieto intelectualmente, siempre escudriñando que leo y que opino. De las acciones de la bolsa de valores, terminamos hablando de Hemingway, de Schopenhauer, de Federico Nietzsche y de otros.

            Ya caída la tarde, leía en el silencio de mi apartamento “Los niños de la estrella amarilla” del excepcional intelectual Mario Escobar y luego me enfrenté al choque térmico de la fresca temperatura otoñal, contra el hirviente jacuzzi al aire libre.

            Salí a caminar sin cenar aun, buscando en la mente que escribir. Estaba en lo que mi hijo Ricardo burlonamente llama “el proceso creativo de Papá”, no le hablen, dice a todos, está insoportable porque está pensando, déjenlo tranquilo, que después de que escriba será otra persona.


            Fui a la parte más oscura de la isla, en la esquina Sur Este, donde paso los 31 de Diciembre, esperé a que mi pupila aclarara frente a mí la bahía de Biscayne y observaba en paz y silencio el tráfico marítimo lleno de improvisados marineros ebrios y saqué mi armamento, el que me protege de todo mal, como la canción de Pedro Navaja y ya rezaba la primera decena agradeciendo mi monástica y equilibrada vida, cuando me llamó Demetrio. Confieso que le atendí porque era él, mi muy querido y admirado amigo, dueño de un lugar donde con frecuencia asistía a hablar con intelectuales, a tomar vino en grandes cantidades, poetas pululaban, jugadores de ajedrez en fin, un ambiente de excepción en Coral Gables.

            El canal de televisión donde alguna vez trabajé nos pidió reunirnos a desayunar para hablar algunas importantes y privadas cosas fuera del edificio y me tomó una fotografía que aún está en las paredes de este sitio parisino en Miami, porque Demetrio’s Café es una referencia de buen gusto, pero a lo que vamos.

            Él estaba esta noche en compañía de mi otro amigo Alfredo y con ambos hablé con la curiosidad y la admiración de siempre. Les dije sobre cómo y porque va mi libro “Divinos, luego humanos”, haremos un conversatorio próximamente con mucho vino, como debe ser, reímos, recordamos a amigos ya fallecidos, volvimos a reír y a preguntarnos porque yo no estaba allí y de repente Demetrio, se puso serio y me pidió que le escuchara con atención:

            ¿Bernardo, tu recuerdas cuando te regalé aquel saca corchos?, si claro, aun lo conservo, le dije sorprendido.

            He debido regalarte un punzón de esos con los que se rompe el hielo, porque debes dejar una marca en el universo, creo que ya lo estás haciendo pero aún debe ser más profunda.

            Yo tenía mi rosario en la mano y pensé que esta conversación no era casual sino causal. Hacía un par de horas que me torturaba, tratando de escribir y ya lo sabía, me lo había dicho Demetrio.

            Mis queridos lectores, yo aún no estoy claro que significó esa frase, de lo que si estoy seguro es que conseguí el camino que busco y Ustedes también, porque lo más importante es dejar la marca del punzón en alguna parte del pequeño universo que nos rodea.

            Gracias Demetrio.

 

 

2 comments:

  1. Anonanado he quedado con esa retorica...saludos Jr, y que la musa te siga acompañando con tu rosario siempre a mano, y no te escribo mas para dejarte pensar en tu proceso....cuidate..

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  2. Has dejado una estela luminosa como inextinguible, la cual seguimos en formación UNO quienes te queremos y admiramos.

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