UNA ESGRIMA DIALÉCTICA

UNA ESGRIMA DIALÉCTICA

                        Me acusan las personas más cercanas de ser pragmático y les doy la razón, lo soy tanto y a la vez soy tan realista, que creo en los milagros.

            No es asunto mío lo que las demás personas digan de mí, es todo asunto de ellos y en mi vida solo me encargo de las cosas que puedo controlar, lo demás no me importa, ni siquiera me quita el sueño, no me interesa y punto.

            Estos maduros puntos de vista que me hacen caminar ligero en esta corta vida, forman parte de la alquimia emocional que lamento no haber tenido a los treinta, pero así son las cosas y paso a explicárselos mejor, en esta esgrima dialéctica, para nada complicada, sumamente llana, pero que pareciera profunda:

            La idea, mi idea, es no abrazar a esas emociones tóxicas. Simplemente no resistir, entender y asimilar el dolor y además permitir, como ya lo hemos escrito anteriormente, porque si no, indefectiblemente somatizarán esto en una enfermedad y si quieren saber sobre cual, pues les recomiendo ir a las “Tablas de Hammer” de la nueva medicina germánica, pero ese es otro tema.

            Después de tratar siempre de ser el primero en llegar a ninguna parte, después de pasar años compitiendo contra mi propia sombra (como alguna vez me dijo mi Padre), pues, simplemente ahora (y creo que los más jóvenes deberían hacerme caso) libero todo aquello que no  acepto, porque si no, la experiencia me dice que se repetirá, por aquello que alguna vez también escribí ¡lo que resistes, persiste!, ¡seguimos con la esgrima dialéctica!

            Se trata todo esto de purificar el sub consciente transformando las emociones de dolor en luz y amor y les pongo un ejemplo: lo primero que se debe perder en una ruptura amorosa es la esperanza. Con esto último estamos enfrentando la realidad y estamos sanando la psiquis y seguramente se preguntarán: ¿Cómo si fuera tan fácil?; claro que no es fácil si Usted no posee alguna formación emocional. Se trata de compartimentar correctamente las emociones y los sentimientos, de dejarles a la vez sus espacios de luto, sus espacios de silencio, a manera de permitir el crecimiento de la presencia pero nunca desde el ego, porque la presencia verdadera, la naturaleza profunda del ser, siempre está a mucha distancia del ego. Es cuestión de poner atención en la emoción que se siente sin repetirlo ni negarlo, abriendo las puertas de su corazón.

            Todo parece una suerte de esgrima dialéctica, pero créame que es muy sencillo por cuanto la energía fluye hacia donde la atención se enfoca. Enfócate en la tristeza, en el apego, en el dolor y sufrirás, a menos que entiendas que el dolor es inevitable y por ello lo llevas en el equipaje, pero buenas noticias: el sufrimiento es una opción que conmigo no va, no sufro, no quiero y no lo permito.

            He lanzado cual espadachín algunas puntillas dolorosas, he jugado con las palabras no para confundirle, sino para aclararle los conceptos y entender que debemos estar siempre en el lado positivo del infinito.