¡YO NO SOY
TU AMIGA!
Es
un lenguaje disperso, diagonal, sinuoso, indeterminado.
Ella
me llama para pedirme que le haga una cuartilla que necesitaba publicar. Me
parece perfecto que acuda a mí para esas labores que resultan fáciles después de
tantos años escribiendo con más frecuencia de la que la cordura manda y por supuesto acepté inmediatamente, (eso me tomaría
unos diez minutos a lo sumo), porque la quiero mucho, porque ha sido mi alumna
aventajada, porque es mi socia y además porque somos amigos.
La
pregunta lógica y pertinente: ¿y cuantos caracteres deseas? Y ella me contesta:
“pues, que no sean muchos, pero tampoco, que sean pocos” Las personas que
medianamente me conocen pueden inferir la patada voladora ante la difuminada
respuesta: ¡háblame claro, que yo no soy tu amiga de la peluquería!, te ruego
me digas con números del sistema MKS o el CGS cuantos caracteres, palabras, centímetros,
kilómetros, toesas, millas, deseas que te escriba y su nerviosa risa no se hizo
esperar, para acusarme con facilidad pasmosa, de ser un arbitrario, amargado,
sin corazón y sensibilidad.
Te
he comprado una falda que me encantó, le dije a otra. Es una minifalda que vi
en una tienda y te imaginé en ella, pero lo que más me gustó es la fácil manera
en que se puede quitar, es color beige y creo que combinará perfectamente con
tu blusa de lino blanco y ese sombrero que me gusta tanto, para este verano que
se aproxima.
“Mándame
una foto por el WhatsApp”, me dijo inmediatamente y salí de incauto a hacerlo,
para enterarme que ese color no es beige, sino que es color crudo y yo con el teléfono
en la mano, pensé: ¿si hay un color crudo, debe haber un color cocido?, ¡vaya
Usted a saber cuál es el color crudo!
Yo
no entiendo y he sido criticado rudamente por las damas, por todas, a las que
pretendo y a las que no, como es el caso de mi madre. Soy insensible y un
maluco sin corazón, porque es mi deber entender el lenguaje sinuoso y diagonal
y resulta que a todas les digo que me hablen claro y que ¡yo no soy su amiga! Además,
que no se descuiden y que hablen el castellano.
¿Puedes
llevarme a la peluquería?, que me voy a hacer unas mechitas. Carajo ¿Qué significa
eso?, porque mechita de acuerdo a la RAE es mechón de pelo y allí entro en
plena intriga, porque en términos personales ante esta galopante calvicie que
mis hormonas y testosterona han procurado, tal vez debería hacerme algunos mechones
de pelo, como mi amigo Godoy, pero es que ¡ni él se cree que tiene cabello! Y ¿porque
debería una mujer con esa ampulosa melena hacerse más mechitas?
Llegó
a decir Lord Byron, que “las damas no fueron hechas para ser entendidas, solo
debemos amarlas”, pero con ese lenguaje algorítmico es muy difícil entenderlas.
No
faltará la que me acuse de misógino, por no descifrar sus códigos, ¡pero es que
yo no soy su amiga! Y gracias a Dios que no lo soy; y que micciono de pie.
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