¿QUE TE HARÍA CON EL MARTILLO Y LA HOZ?
¡Lo volvió a hacer!
No
tenemos que esperar nada de la inteligencia y mucho menos de la prudencia y
cultura de Evo Morales. Todos sabemos que nada tiene bajo esa frondosa
cabellera que pareciera salir de las cejas y que exalta su ampulosa nariz
indígena.
Esta
ridiculez de la hoz y el martillo comunista, es heredado de 1917 en aquella
tenebrosa e inoperante Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y ellos -los
comunistas soviéticos- la pusieron en su bandera en 1923, para luego
oficializarlo como símbolo en la constitución de 1924, pero es un símbolo tan
oscuro y que significa tanta maldad que está prohibido su uso en Hungría,
Letonia y Lituania, por recordar la invasión rusa que trajo tanta desolación y
yo me pregunto después de haber hablado con Sarita quien me llamó descompuesta
para alertarme sobre el presente indígeno-revolucionario-comunista-bolchevique-trotskista,
que ha regalado el pobre Evo al santo Padre en su suertuda y corta visita de
tan solo cuatro horas a la Paz y es que yo le comprendo y le envidio la santa
paz del santo Padre de ver por tanto tiempo (cuatro horas) a Evo y chupárselo como
un limón ácido, aceptar todos esos guindarejos que le han puesto, esos ridículos
sombreros que por suerte no ha aceptado, los bailes típicos de no sabemos cuál escarpada montana andina y de paso verlo con
benevolencia en vez de mentarle la santa madre al santo Evo.
Un
sacerdote jesuita, como el Papa Francisco, de nombre Luis Espinal Camps, asesinado
por la dictadura de la época en 1980, de acuerdo a un vocero oficial vaticano
pareciera, sin mayores pruebas, que es el autor del extraño y atípico oxímoron simbológico,
pero eso no nos consta a nadie y si fuera así deberíamos ver bajo qué
circunstancias el Jesuita diseñó tan aberrante y dicotómico símbolo. ¿A esta
altura de la vida, que importa?
Evo
debería dar gracias a los dioses de su tribu, que somos católicos, practicantes
de la paz y la tolerancia, de rezar por nuestros enemigos así sean tontos y con
mucho cabello, así masquen hoja de coca y estén inmersos en casi todos los
actos de corrupción de esas lejanas y frías montanas andinas, sean brutos y
analfabetas funcionales, arbitrarios y que usen esa suerte de extraño traje cuyo
sastre aún no sabemos de cual tribu es, ¡le
perdonaremos casi todo! Inclusive hasta que sea el único cacique soltero y sin
afectos, que sea mal jugador de futbol y peor Presidente, inclusive le
perdonaremos que no sepa que ya la colonización española de 1492 perdió toda vigencia
y que ya Cristóbal Colon falleció. ¡Somos
buenos los católicos!
Si
no fuéramos católicos y fuéramos de aquel lado del mundo, lleno del polvo desértico,
de los turbantes, de aquella religión también ancestral que
aseguran que todo aquel que no crea en su fe es un infiel susceptible de ser
eliminado, creo que sobre un yunque grande de fierro pisarían sus indígenas testículos
con el martillo, varias veces, hasta ponerlos a punto y con la afilada hoja de
la hoz cortarían los guindajos. ¡Eso le harían!
Ta van a echar una brujería, con una mujer con un sombrerito como Alicia Lagoon.
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