MUERTOS Y FANTASMAS

MUERTOS Y FANTASMAS

            Se ha convertido en mi serie de televisión favorita. Con escritores prolíficos y sumamente ocurrentes, brillantes y sobredotados “Ghost Whisperer”, trata de una dama con capacidades extrasensoriales, para comunicarse con las almas en pena. Ella se llama Belinda Gordon y la serie puede durar hasta doce horas ininterrumpidas en un día como ayer, de manera que ya tienen una buena idea de lo que significaría escribir guiones para televisión de doce larguísimas horas de producción.

 

            En el intro de la serie, con voz femenina y sensual hay una pregunta: Can you hear us?, lo que traduce al español, ¿puedes escucharnos a nosotros?

            Almas atribuladas, que por la violencia y lo inesperado no saben que han muerto y se encuentran en un limbo en alguna parte entre la eternidad y este plano. Se le presentan a Belinda Gordon para poner sus cuentas pendientes en cero y poder buscar la luz hacia el infinito descanso. Hilado, interesante a más no poder Ghost Whisperer emerge en la televisión norteamericana, sin que nadie pueda detenerla.

 

            Les confieso que veo muy poca televisión, como casi todas las personas del medio y cuando lo hago es con una pupila profesional donde inclusive voy observando hasta el tipo de publicidad que se promociona en el espacio, pero realmente esta serie la veo como diversión y me pierdo y me entrego en la ficción y el misterio de la muerte.

            Doscientos treinta y un mil quinientos sesenta y dos homicidios entre 1998 y el año 2014, es un saldo de muertos y fantasmas, propios para hacer una serie aún más larga que Ghost Whisperer. Creo que sería inacabable, pero también deplorable y esta oscura estadística ha colocado a Venezuela en un sitial nada grato ni honroso, como uno de los países más violentos de todo el mundo.

            El Presidente de este país de la muerte, también tiene sus fantasmas que le atormentan. Intenta sin éxito hacerse el loco y pensar que no puede comunicarse con ellos. El fantasma del fracaso y por ende de la renuncia, el fantasma de la amenaza de sus cómplices, que le aseguraran que primero engrosara las estadísticas de los muertos antes de aceptarle su huida, el fantasma de intentar imitar sin éxito al fantasma de Chávez que le tortura desde el limbo indeterminado entre su muerte y la fama, el fantasma de tener que citarle, de hacerle loas a sus éxitos que todos saben que no son tales, en fin, el fantasma de tener que guarecerse tras la sombra.

 

            El odio es una fuerza tan grande como el amor, pero que no deja crecer, de hecho es la misma emoción en términos de inteligencia emocional, pero con polaridad invertida y cuando se desborda también puede vivir como un fantasma, que te persigue.

El miedo, es otro fantasma tan presente que paraliza y no permite tomar decisiones acertadas, de manera amigo lector, que podríamos concluir que Maduro tiene un problema fantasmal, que unido a su ignorancia y avaricia, ha hecho que todo a su alrededor, se transforme en una historia de terror y horror a donde se lleva consigo a todos los venezolanos.