CAZADORES
DE PIRATAS
El
libro me sonrió, me amagó para llamar mi atención y dejé todo para atenderle. Llegué
hasta donde estaba, ignorando cualquier otra publicación. Siempre me han
apasionado las historias de piratas, sus vidas atribuladas y solitarias, llenas
de ron, de insubordinación, de tropelías terribles, pero llenas de romanticismo.
Robert
Kursen recibió en su casa esa extraña llamada de un viejo amigo al que no veía hacía
más de tres años: “si estas interesado en una gran historia de piratas, debes
venir pronto a New Jersey” y tomo su carro y en la noche ya estaba entrando a
la ciudad.
Con
más de ciento veinte millones de dólares a bordo, guardados en cajas bajo la
cubierta principal, el Whydah se varó en un banco en las cercanías de Cape Cod
en Massachusetts, se partió en dos y dicen que le desvió una terrible tormenta
el 26 de Abril de 1717 con tan solo un ano de construido. Su Comandante,
temido, falleció en el naufragio y tan solo sobrevivieron 12 hombres del
centenar, de los cuales 6 fueron ejecutados y otros seis absueltos por haber atrapado,
saqueado, asesinado y desvalijado 53 otros buques, con un torpe buque negrero
como el Whydah. Llevaba a bordo cinco toneladas en plata y oro.
Kursen
llegó a Republica Dominicana, caminó por la calle “Las Damas” en Santo Domingo,
en el mismo sitio donde alguna vez estuvo el conquistador Nicolás Ovando, por
allá en 1502, para averiguar el real paradero del Buque español San Bartolomé.
Otro
Nicolás, conquistador y abusador, que juega a ser pirata y también a
representar a la corona, ha varado su buque, también partido en dos a poca
profundidad y al ser un naufragio las cantidades en oro no son exactas, pero se
sospecha que estén lindantes a más de veinte toneladas en metálico y dicha
fortuna asciende actualmente a ochocientos mil millones de dólares. Por
supuesto este buque pirata es de mayor porte.
El
libro de Kursen “Pirates Hunter” está en idioma inglés y no pude quitar la
vista sobre él, por cuanto la trama basada en hechos reales es apasionante y
desconocida.
Blackbeard (barba negra), William
Kidd o Jack Sparrow, Morgan o cualquier otro perteneciente a lo que se llamó “The
Golden Age” (los años dorados) entre 1650 y 1720, son unos niños de pecho ante
el pirata Nicolás y su tripulación. Seguramente morirán en el naufragio la gran
mayoría y los pocos sobrevivientes serán llevados ante la justicia de la corona
para justificar la inmensa suma predicha e inauditable que se han robado en
casi dos largas décadas de piratería en el mar de la ignorancia y la maldad.
Felicidades
al autor Robert Kursen, quien me ha permitido con su excepcional y divertido
libro, la analogía terrible con esta moderna piratería en “the dark age” (los años oscuros) entre 1998 y esta fecha.
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