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Sunday, July 5, 2015

HAGANSE LOS MUERTOS


HAGANSE LOS MUERTOS

            Desde estas playas, no puedo menos que pedir disculpas, porque mis parámetros de medida están absolutamente distorsionados. ¡Lo reconozco!

            Participé como cualquier ciudadano en la celebración de la independencia Norteamericana el día anterior y hoy preparándome para la televisión de mañana, escruto las noticias, veo los videos más resaltantes, leo la prensa mundial en esta aldea global que nos arropa y me tropecé con la mayor y más grotesca escena que aseguro jamás he visto.
            Un pobre infeliz disfrazado de algo informe, indeterminado y chusco, que parecía más un payaso loco y perturbado que un General de un Ejército, montado en un tanque de la Infantería de Marina, rodeado de otros payasos con caras de matones, se lanzó un discurso que de acuerdo al video fue de dieciséis largos y lisonjeros minutos de oprobio, de genuflexión, de rastrera y ridícula burla a lo que para mí debe ser un oficial profesional y pido disculpas, porque mis parámetros de medida distan toesas al no poder evitar la comparación de la sentida y sobria celebración norteamericana, con respecto a la comicidad de la venezolana.

            La proclama aludía al legado y las epopeyas del difunto (ustedes saben quién es), a su inteligencia, a su liderazgo y a la traición de algunos y las ganas de otros. Entre los próceres también se cuenta, entre los héroes encabeza la lista, la Patria no sería nada sin él y la verdad es que no seguiré para no enturbiar la ingesta del escocés que ahora baja mi tensión arterial ante la rabia y seguramente la ira que produce la desfachatez y la hipocresía.
 
            Yo puedo entender que algunos se acomoden, entiendo igualmente que otros sean tontos y rastreros, son métodos que dan algunos resultados cuando la auto estima escasea, pero cuando en público nos sacan de la duda es como mucho para mi estómago.

            Lo lamento profundamente porque yo formé en esas filas que sedujeron mi vocación cuando existía la democracia y el honor militar también era una suerte de joya que todos pulíamos con nuestras acciones y procederes, pero repito ¡esto ha sido demasiado para mí!

            Desde un punto de vista católico considero que lo prudente es guardar silencio ante cualquier error humano cometido por algún finado, por cuanto el pobre no podrá defenderse de la crítica. Por ello, si algo debemos decir de alguien fallecido que sea en términos positivos, de allí mi mejor recomendación a estos dirigentes militares o tal vez políticos (tengo severas dudas) es que no podrán detener la avalancha ante la ridiculez y la soberbia absurda que les delata cuando se subordinan a un tonto como Maduro para complacer a un muerto como Chávez.

            Si desean que el pueblo venezolano les honre como antes mi más sana recomendación es que se hagan los muertos y así no hablaremos mal nunca más de ustedes y  ¡todos seremos muy felices!

           

 

 

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