EL MIAMORSEO
Dime
mi amor.
Sr.
Presidente, es que nosotros en el barrio tenemos una gran necesidad del agua y
de la luz.
¿Por aquí está la Ministra Yuleidis?
Y como es de esperar, frente a las cámaras y en pleno maratónico Aló
Presidente, todos corren, todos buscan a Yuleidis quien estaba en mala hora
miccionando, hasta que llega, un poco desarreglada, apurada y evidentemente
nerviosa. ¡Qué mala leche tengo yo! Pensaba la atribulada Yuleidis, ir a orinar
en el momento en que se levanta esta a decirle a Chávez que no le llega el
agua, pero tampoco puedo pasar tres horas sin ir al baño y menos con la
cantidad de agua que me mandó la nutricionista del Spa, después de la liposucción.
Yuleidis, mi amor, ¿Cómo vamos a
solucionar el problema en el barrio el Guarataro?
Escribe Leonardo Padura en su
excepcional obra “El hombre que amaba a los perros”, donde desarrolla con maestría
la vida y milagro de Trotski y no porque haya leído el libro, que a la sazón me
encantó, sino porque me lo ha contado el propio autor, que cuando entra el
comunismo a un país hay varios indicios interesantes: por ejemplo, todo se pone
gris, comienza a irse la luz y el agua, para todo se debe hacer cola y yo agregaría
el marcado uso del MIAMORSEO, además el uso del microhormigon en la construcción
que traduce al mundo libre la mixtura de un raro material compuesto por ochenta
por ciento de micrófonos y veinte por ciento de hormigón, todos se investigan,
todos se envidian, todos se sapean, pero también todos se miamorsean.
Todos son mi amor, ese es el trato
cuando no deseamos usar el desagradable “compañero” o peor aún “el camarada”
El lenguaje en el comunismo, cae con
la velocidad de la ley de gravedad, todo se turba y dobla, todo se corrompe,
todo son risotadas burlonas hacia las buenas formas.
Recuerdo con la correspondiente
sorna, a Hugo Chávez quien miamorseaba a todo el mundo, intentar abrazar a la
Reina Madre Británica y por supuesto la cara de desagrado y la evidente
negativa de su Majestad ante el contacto con el procaz individuo.
Debo confesar, que esto del
miamorseo es viejo, como la revolución misma, que ya es mayor de edad, ¿se han
dado cuenta? Ya tiene más de dieciocho años, ya podría tener licencia de
conducir el país, me parece mentira, una fábula oscura, un cuento de terror.
Aquí en Miami, se nota sobremanera
entre las personas recién llegadas de Cuba, te mandan “tu mi amor” y ni
siquiera saben tu nombre, porque el comunismo iguala desde abajo, desde el piso
de tierra, nos hace solidarios al todos ser hambreados, pero también nos une,
cuando sabemos, olemos intuimos, que nuestro futuro no existe, como es cierto
en la vida de todos, pero no existe por no tener capacidad de pensarlo, de diseñarlo,
de disfrutar el camino hacia la prosperidad.
Para la cubanía actual, esa juventud
sin arraigo de ningún tipo con el parque jurásico revolucionario, su futuro es
Miami.
Creeremos en el comunismo, cuando
vayamos de Miami a la Habana o a Caracas.
Gran verdad. Tristemente aquí en Venezuela el Miamorseo es general así como también el "mamiseo", ambos retumban en mis oídos cada vez que los escucho.
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