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Friday, March 23, 2018

LA LONGITUD DE LA FELICIDAD


LA LONGITUD DE LA FELICIDAD

            Complejo esto de  que tan largo, que tan profundo, que tan intenso, cuanto tiempo, eres feliz.

            Es una suerte de mensaje “difusius sui” o sea, contagioso y mal aprendido, porque deseamos hacer esto o aquello para poder ser feliz. Debemos obtener más dinero y cuando lo tengamos ¿seremos felices? O peor aún, buscamos a la pareja que a nuestro viciado juicio sea la correcta. Pues malas noticias porque no es cierto.

            El ser feliz –el ser- implica permanencia y la felicidad no es permanente a menos que entiendas que está compuesta de momentos felices, que sumados podrían darnos la sensación de eternidad, pero no. La felicidad es un estado tan individual como ir al baño, tan individual como tus pensamientos o tan particular como tu ángulo más oscuro.

            Por otro lado el estar felices, eso sí es correcto porque muestra el factor de transitoriedad.

            Es un parpadeo, un orgasmo, un suspiro, tal vez sea el sentir de los pasos que puedes reconocer inclusive con los ojos cerrados.

            Y ella podría preguntar: ¿y eso, como sabes que no tengo ropa interior? Y él podría contestar, “pues por el tacto y por la experiencia” y ambos pueden reír o ella, puede disgustarse, depende de cómo sea tomado; como un cumplido o como una afrenta, pero de las dos, esa también es una decisión.

            Hay otras raras felicidades, por ejemplo, aquella que sientes cuando ya se ha ido y te das cuenta de que no era felicidad, sino costumbre. Que no era felicidad sino tortura, un monstruo corrosivo de tu buen cariño y amabilidad.

            Déjenme aterrizar: en el momento de ser dializado, por ejemplo, podríamos entender que es para nuestro bien que se hace el antipático procedimiento para purificar nuestra sangre, pero no es un momento feliz.

            La desaparición física de un ser querido, podríamos verla como un evento siniestro y a la vez inevitable que nos asegura que de esta vida nadie sale vivo, pero por otro lado sonreímos por los momentos felices que esa persona nos ha dado. A mí me ha pasado en múltiples ocasiones.

            Recuerdo aquel momento en el sepelio de un muy querido amigo, me retiré hacia la urna donde su cuerpo reposaba y recordé tantas y tantas risas, comidas, fiestas, negocios exitosos y otros menos pero que la cuenta de la vida ante la muerte, de alguna forma me reconfortaba ante su muy maluca enfermedad que le postró y le infringió infelicidad, pero paradójicamente le veía y me veía con una sonrisa de saber haber vivido a todo lo largo en que duró su paso amable por su corta experiencia terrenal.

            La felicidad tendrá la longitud que solo tú desees y no más pero tampoco menos. Es tu actitud y no las circunstancias las que te lo dirán, porque de esto se trata, de amar, la cual es una decisión, esto se trata de reír, que es una actitud, esto se trata de la sensación de sentirte feliz porque no tienes otro objetivo en la vida que sea serlo, hasta la llegada de la muerte.

 

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