LA DERIVA
AUTORITARIA
Con
tormentas eléctricas en Miami, decidí salir a caminar, una garua infame y
pertinaz me mojaba como quien no quiere, mientras los cielos se cerraban sobre mí.
Caminé y caminé hasta que el sudor se confundió con la lluvia.
No
siempre estarás motivado, eso es tan cierto como la ley de gravedad, no siempre
estarás de buen humor, no siempre estarás con esa sensación de contentura de la
que alguna vez escribí y todo porque estoy oficialmente de vacaciones. Doce años
sin vacaciones, doce años sin dejar un solo día de escribir, de trabajar, de
editar de dar clases de ir a mi oficina en el Puerto de Miami y de repente ¿estoy
de vacaciones?, ¡pues a divertirse!
La
deriva autoritaria me enseña que no puedo, ahora escribo después de un almuerzo
encantador, porque siempre escribo, porque siempre me disciplino y bien sé que
no debería, podría ser un poco holgazán, un poco irresponsable, no deberían importarme mis
lectores ni el blog ni la novela que ahora mismo escribo y que me he puesto
como meta tenerla lista a finales de mes, debería estar y ser más relajado,
pero no, hay un dictador que me empuja al borde del acantilado, un dictador que
me disciplina enfermizamente y siempre me pregunto: ¿acaso es esto normal?,
estando de vacaciones, venir de un almuerzo bien conversado, largo, amable y
lleno de cultura con personas inteligentes y luego sentarme a escribir.
Le
decía a ella, que este oficio no lo es, tampoco es un trabajo, de ninguna
manera, porque lo haría sin cobrar ni un solo dólar, para mi es una inmensa diversión,
es una terapia que mantiene mis equilibrios en su justo lugar.
No
siempre estarás motivado, pero puedes y debes elegir el siempre ser
disciplinado, inclusive en vacaciones, porque esto es un estilo de vida y dentro
de él está el hábito, ese es el dictador, tal vez es un monarca, bueno como
Enrique VIII, pero monarca al fin.
Nuestro
cerebro no entiende de vacaciones, a menos que siempre lo estés como puede ser
mi caso, porque en estas escasas cuarenta y ocho horas, pues no me siento más
motivado, no estaba cansado cuando las tomé, de forma que la pregunta que cabe:
¿y para que tomaste vacaciones, si siempre lo estás y amas lo que haces?, pues
no lo sé, tal vez sea porque todo el mundo las toma, porque todo el mundo
quiere viajar, excepto yo, ya viajé lo suficiente en la Marina, pero así son
las cosas. Me levanto cada día con una sonrisa, contento y bendecido de tener
trabajo y uno que me encanta.
El
autócrata me hace derivar, producto de los vectores que impulsan la vida. Debo
acostumbrarme a no hacer nada por una semana, al ocio creativo que es de donde
salen las grandes ideas, debo aprender a disfrutar el levantarme después de las
seis de la mañana y debo motivarme a no sentirme responsable por no hacer
absolutamente nada, a no escribir, ni siquiera pensar. Difícil esto de
des-disciplinarse, pero creo que es divertido.
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