UN SECRETO EN LA BOCA
Isabel
Allende adora a Venezuela y la define, no sé si para bien, como un país hedonista.
Ella llegó del aburrido y bucólico Chile de la caída (gracias a Dios) del
Presidente Allende, huyendo de la mano férrea de Pinochet y por supuesto se
enamoró, pero infiero que le tomó tan solo un poquito de tiempo.
El
hedonismo es la busca del placer por el placer, es vivir para él, es hacerlo
todo en busca siempre de la forma más placentera que exista y paso a enumerar
algunas cosas, que han hecho del hedonista país el basurero que ahora es:
Damas de
sociedad o no (al final todos somos de la sociedad) que no trabajan en nada, poseían,
siendo de clase media toda una servidumbre que les otorgaba el estatus, me
explico mejor: el único estatus, la única oligarquía que existe es la del
intelecto, ese si nos separa, nos divide, nos coloca en el escalón correcto,
pero ese es difícil de obtener, cuesta trabajo el cultivo de tan preciado
sitial social, basado en el aprendizaje y la inteligencia, de manera que la Señora
al tener una aburrida vida de compras pagadas por su esposo, teniendo una mujer
de servicio doméstico veinticuatro horas en su casa, más la otra señora que
viene los miércoles a planchar, el jardinero y por supuesto el conductor que
lleva a los niños al colegio, aunado a su falta de educación, maltrata a sus
servicios, a veces los humilla con su sola presencia y opulencia y vive, créanme,
esa desafortunada vida de depender de la entrepierna para mantener el estatus
que el marido le da, ¿Qué les parece?, este cuento es más común de lo que creen
y entonces ¿ella que hace?, ¿si no hace nada?, pues tomaba café con sus amigas
tan desempleadas e infelices como ella, hablaban del nuevo cirujano plástico
que descubrieron al mejor estilo del Miss Venezuela, (que también es una
inmensa y contundente prueba de hedonismo y una industria tan solo superada por
el petróleo), pero se les podía escuchar en esas tertulias del desempleo pedir
un cambio, porque los Adecos y los Copeyanos, se habían robado el país y la economía
no estaba al gusto de las ignorantes tetonas y así fue y se abrió un ciclo
nuevo de cambios y más cambios y ahora las prenombradas damas aparecen a la
moda, con sus gorras tricolor, sus franelas ajustadas y por supuesto sus
respectivas tetas nacionales, pero importadas de Francia (me
refiero al origen del implante), pidiendo más cambio, mientras su esposo, que tiene el
indefectible deber de mantenerle el estatus de vida o tal vez de muerte, hace
negocios con el moribundo gobierno, pero a nadie se lo decimos.
Ese es el país hedonista al que se
refiere Isabel, es como un secreto en la boca, no se escucha pero se siente en
otra parte.
Mi
país está lleno de esto, es un ciclo del dolor y el placer (que a ambos solo lo
divide una pálida frontera) y debe aprender pronto a trabajar, para pagar los
servicios que quiere disfrutar.
saludos y felicitaciones estimado colega amigo desde este basurero...
ReplyDeleteDe nuevo estoy completamente de acuerdo con esta apreciación. Pareciera que hubieras sacado una película de ese grupo social y nos lo has descrito con tu siempre firme y afilada pluma.
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