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Saturday, September 24, 2016

EL PILOTO DEL LANCER


EL PILOTO DEL LANCER

            Le dije al hombre que se me acercó con mala cara, cuando embelesado observaba su carro junto a mi hijo menor, ¿Señor, me lo vende?

            Estábamos en el centro de la ciudad de Valencia y yo venía saliendo de un banco y estaba estacionado allí. Casi grité, ¡mira hijo, un Lancer!, (habían pasado más de veinte años).

            Era un carro especial, tenía asiento para cinco personas pero entrabamos creo que catorce, sus asientos de vinilo azul y las velocidades eran con botones en vez de una palanca normal, era última tecnología, o probablemente no, pero era nuestro carro, el de todos, con el que íbamos a las fiestas, era del club.

            El Señor Iván, el papá del piloto del Lancer, siempre ecuánime y amable, inteligente como el que más, sabía que era conveniente siempre tenernos cerca y nos permitió que hiciéramos nuestro club de amigos en el garaje, donde también reposaba nuestro Lancer. Allí conversábamos y planeábamos cual delincuentes nuestro próximo golpe a las damas quinceañeras de Sebucán cuyas revoltosas hormonas bailaban con las nuestras y éramos realmente los jóvenes más felices que jamás existieron.

            Yo no los escogí a ellos como amigos, creo que hay algo mucho más poderoso que una escogencia adolescente. Aunque suene raro entre hombres, creo que nos amamos, nos cuidamos, somos más que una amistad, somos sin pedirlo, hermanos y mi madre los quiere como a sus hijos y también los mima como lo hace conmigo. Elba, la madre del piloto, lo hace igualmente conmigo y nos bendice y con los años he aprendido a leer en su mirada que admira que el piloto del Lancer nos tenga como tales, porque jamás nos hemos separado, hemos estado lejos geográficamente, sí, pero no separados.

            Mi esposa está muy preocupada por lo que le vamos a regalar, tiene una semana pensando en eso, pero no es fácil, porque Iván Manuel, el piloto del Lancer donde todas suspiraban por nosotros, tiene de todo. Yo no puedo regalarle un carro, ni otra casa, como le gustan los aviones, ni pensarlo, pero si puedo hacer algo que nadie hará y que seguro me dará el puesto de la ventana derecha delantera en el Lancer, puedo escribir con la torpeza que me caracteriza y decirle que le quiero y que estoy muy contento de nuestros más de cuarenta y cinco años de amistad ininterrumpida y ahora haciendo memoria, nunca hemos peleado, ni discutido, jamás de los jamases tuvimos puntos encontrados que hicieran que tuviéramos una discusión acalorada, ¡nunca!.

            Iván Manuel Lanz, uno de mis muchos hermanos del Sebucán de nuestra común infancia, está de cumpleaños y seguimos siendo los mismos pero ahora con menos cabello. Hemos crecido y lo admiro mucho, todos los demás de esa cuerdita que ahora está un poco vieja, podrán jurar sobre la biblia que nuestra probada y comprobada amistad, corrijo, hermandad, sobrepasa los límites normales, por aquello que escribió  el Padre Phil Bosmans y que Iván sin saberlo le da fiel y exacto cumplimiento: “Las flores no nacen sin el calor del sol; y los seres humanos no pueden serlo sin el calor de la amistad”

            ¡Feliz cumpleaños, hermano querido!

 

 

3 comments:

  1. Que bella felicitación! Dios les permita disfrutar muchos solos más de esa amistad-hermandad. " UN AMIGO ES UN HERMANO EN VIENTRE AJENO"...Eddy Barrios

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  2. Muchos años. Quise escribir. Aunque en aeronáutica los "solis" se disfrutan .

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  3. Bella elegía a la amistad....Saludos y un fuerte abrazo.

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