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Sunday, September 18, 2016

LA EXTENSIÓN DE LA IMAGINACIÓN


LA EXTENSIÓN DE LA IMAGINACIÓN

            Mi abuelo Pedro Roberto olía a Atkinsons, mi abuela a Jean Nate y recuerdo también el olor de la camioneta ranchera Dodge de Mamá donde podíamos fácilmente montarnos unos catorce adolescentes bien sudados, si, ciertamente olía a la jaula de un gorila, pero era la mejor camioneta del mundo, era la que podía llevar también nuestras bicicletas, juguetes, pelotas y sueños.

            Con el tiempo, Papá olía a la moda y yo me aprovechaba, porque usaba su agua de colonia ya terminando el bachillerato, olía a millonario, olía a opulencia, a éxito, así olía mi Papá. Mientras mis amigos olían a Pino Silvestre yo no, otros olían a una colonia llamada 4711, la más famosa pero también la más cara era Paco Rabanne. Eran los olores de las fiestas, todas esas colonias con el sudor de los bailarines de “Fiebre del sábado por la noche” en los picoteos en casa de Raitza. Yo esperaba a Gladys Night para acercarme a  ella con el “Tren de medianoche a Georgia “

            Los olores son importantes para la imaginación y por ello recuerdo en aquel ascensor a una respetable señora de unos sesenta años que se montó y yo tenía cuarenta y cuatro y no pude dejar de decirle que: “Jean Paul Gaultier, en su epidermis huele óptimo” y paso a tener una actitud de adolescente antes de llegar a la planta baja.

            Patrick Suskind lo describió muy bien en “El perfume” y así podríamos seguir con más olores como uno que me cautiva desde la infancia: ¡el olor de los libros! Y recuerdo a “Papillón” de Henri Cherriere, aquella colección de las obras de Frederick Nietzsche que teníamos en el estudio, “Los mejores discursos de Gaitán” y cientos de otras obras escogidas, porque el estudio de Papá olía a la picadura de la pipa con su colonia y hojas de higo.

            Con los años pasó a Kourus de Yves Saint Laurent, luego a Issey Miyake y yo también, Polo, apareció por allí y esos olores siguen en mi mente porque logramos retenerlos como las palabras y los pensamientos.

            Hoy me paré frente a mi biblioteca y me saludó el ejemplar original de uno de mis libros y lo tomé; y de mi puno y letra estaba escrito algo que seguramente verán mis hijos cuando yo muera, porque mis libros están rayados por mí, por mis inquietudes y también huelen a mí. Dos cosas que conseguí, fíjense: “En todos los tiempos y lugares, el mejor libro es el que ensene más y en menos páginas” F. Nietzsche y otro pensamiento escrito en Junio del 2010: “Si la herramienta es una extensión de la mano, los libros son una extensión de la imaginación” de mi admirado Jorge Luis Borges.

            En algunos años podrán nuestros hijos y nietos recordar como huele el Socialismo del siglo XXI, pero me temo que no lo recordarán con el amor de mis olores de la infancia. Esto va a pasar, seguro estoy y tan solo quedará el mal olor.

4 comments:

  1. Otros olores interesantes a recordar: El sollado de los aspirantes a cadetes y el uniforme usado de un tripulante de submarinos.
    Y una frase constante en la ENV: "nuevo, usted todavía huele a Paco Rabanne"

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  2. Excelente Bernardo, aproveche y me tome la foto luego del perfume

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