LA
INSOLENCIA DE LOS BANDIDOS
Ya
sé en qué están pensando, les vino a la mente Diosdado, pero no, se equivocan,
Diosdado es un gran muchacho de pecho frente a lo que les plantearé. Los
bandidos, todos con pensamiento delincuencial son individuos de mentes que al
menos pudiésemos definir como ágiles, que siempre actúan desde el egoísmo absolutamente
racional, con la mesura y por ende con la inteligencia para el mal, para violar
la ley, para atropellar sin escrúpulos.
¿Sabían
que alguna vez, por allá en 1925 un estafador logró vender la Torre Eiffel? Y él
podría venderla, pero lo peor es que se la compraron y dos veces. ¿Parece increíble
verdad?
El
mismo personaje convenció a Alphonse Capone, o sea, al mismísimo “Al Capone”,
el mafioso asesino más conocido, de que le diera $40.000, porque supuestamente
era un inteligente, prominente y audaz corredor de bolsa de valores y al poco
tiempo le dijo con la desfachatez de Diosdado, que se había perdido todo el
dinero, que la bolsa había bajado en sus acciones y con la misma desapareció
con el botín, les vuelvo a preguntar ¿Qué les parece?
Él
se llamaba Víctor Lustiq y era de un pueblo llamado Hustinné Austro-Húngaro, lo
que ahora podríamos llamar la República Checa, apuesto y elegante, él era su mejor
producto, hablaba varios idiomas y nació el 4 de Enero de 1890 y se presentaba
en términos profesionales como un “confidence artist” vendió una máquina de
imprimir billetes en $30.000, imprimió frente al comprador tres de $100 en seis
largas horas, le dieron el dinero y el incauto comprador a las siguientes dos
horas pudo imprimir dos más hasta que se acabaron los billetes que estaban
dentro y comenzó a salir papel en blanco, mientras el amigo Lustiq ya se
encontraba lejos al menos a dos largas horas de distancia.
Estoy
seguro que a mí me daría miedo con vergüenza, lo que pudiéramos traducir como ¿mierguenza?
Pero ellos, los pillos no saben de prestigio, solo de reputación y ya hemos
escrito al respecto.
En
1925 ya Francia se reponía de los estragos de la primera guerra mundial y
Lustiq vió en el periódico sobre la restauración del símbolo de ingeniería parisino,
convenció a los lugareños, convenció a la gente del gobierno y al comprador de
que no era necesario restaurarla, que el trabajo sería demasiado y era
preferible venderla, destruirla y era más rentable usar la chatarra para otros
fines y así lo hizo, pero dos veces. No sé si admirar el arrojo de Lustiq, solo
el arrojo, no la acción, de lo que si estoy seguro es de la ¡mierguenza! Para todos
los involucrados, los taimados y el tristemente famoso Lustiq.
Por
los momentos, si nos remitimos a una progresión de los montos por anos, (un
ejercicio elemental), pudiese asegurar que Diosdado Cabello es un buen Lustiq
del Caribe Mar y a diferencia de Victor Lustiq, quien murió con otra identidad aquí
en los Estados Unidos de América, en Missouri en 1947 a los cincuenta y siete años,
tal vez Diosdado muera en estas tierras pagando LA INSOLENCIA DE LOS BANDIDOS.
susto con brinco sustrinco!
ReplyDeletesusto con brinco sustrinco!
ReplyDeleteCorrecto Jr, dios quiera y asi sea, en esa historia hay un parangon de un bandido ngles quie fue cajero de un banco XX donde trabajo toda su vida util y en cada pago con centesimos siempre redondeaba por abajo y en mas de esos cuarenta años se fue, jubilado o no se, millonario el muergano en libras esterlinas..asi es la vida, estafdores hasta de la dignidad de las pesonas..
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