FENOTIPIA
REVOLUCIONARIA
Usted
debe parecer lo que es. No se puede ser cura con cara de picardía, lujuria o
trampa, debe tener cara de santurrón, de buena gente.
Una
mujer de moralidad extraviada, debe ser en extremo alegre, de propuestas
directas, dada a la farra como profesional del sexo que es.
En
ese mismo orden de ideas las personas que aún siguen tratando de ser sin mucho éxito,
revolucionarias, deben vender la imagen de ese supuesto voto de pobreza, de
miseria, de gusto por lo malo y ramplón. Por ello las sesiones de peluquería de
la primera combatiente Cilia Flores, las joyas, los trajes de marca
imperialista que trata de ocultar, no cuadran con la fenotipia esperada, ni con
aquello de combatiente.
El
ex Presidente Uruguayo, está claro con lo que digo. Oculta con honor el
asesinato a sangre fría de aquellos dos policías en sus años de guerrillero
urbano luchando por la igualdad social y por ello vive en una seguramente
hedionda vivienda. Viste como pordiosero, maneja un anciano Volkswagen de los años
setenta, sin aire acondicionado ni airbag. Creo que es una excelente manera de
justificar algo que jamás coincidirá con la conducta humana.
Aquí
en Estados Unidos también hay tontos, círculos bolivarianos, izquierdistas que
se encuentran en lo mejor de los dos mundos. Hacen loas al Che Guevara, porque
parece más bien un rockero pero ignoran con seguridad su pasado de sangre y
abuso.
Un
revolucionario tiene y debe ser chusma, reír a mandíbula batiente,
estruendosamente como lo hacía Chávez ante cada pequeño logro absurdo. Contar
aquella epopeya donde estaba a punto de inaugurar una fase de un tren nunca
concluido y la diarrea se aproximó estruendosamente, ante aquel público que le
esperaba y el sudaba frío y luego de hablar con un chofer de autobús, logró
sortear a todos los admiradores y llegó a aquel mal oliente baño público, donde
depositó lo comido.
Un
revolucionario debe estar descuidado en su peso, algo verde oliva debe llevar,
que parezca sin bañarse por tanto trabajo social, reírse mientras se toma la
foto debe estar un tanto restringido, tal vez una sonrisa solidaria y dolorosa
estaría bien, pero jamás cara de felicidad….nunca, porque se supone que el
dolor ajeno nos llega muy cerca y mientras exista dolor y pobreza, nosotros
estaremos con ellos.
Un
revolucionario es una persona de Venezuela, de las barriadas, del asalto y del basquetbol
en la canchita destrozada que alguna vez un alcalde construyó y donde mataron en aquella tarde nefasta al
Junior.
En
fin, un revolucionario entendió más pronto que tarde que son los pobres el piso
donde todo el parapeto de levanta y por ello deben seguir existiendo y debemos
seguir reproduciéndolos como conejos para estar mejor apalancados en ese
encantador proceso que les hará tener la propiedad de sus sueños en Europa,
porque ya el Senador Marco Rubio y el Gobierno norteamericano echaron a perder
la fiesta en Miami y no entienden que ellos (los revolucionarios) también tienen
derecho de venir a vivir aquí a componer el desastre…UN REVOLUCIONARIO, DEBE PARECER UN REVOLUCIONARIO.
La del César al menos ya entiende esto. Hablas con acierto del fenotipo al que llamas, con gracia, fenotipia y si vamos un poco atrás, ellos obedecen a un genotipo, y salen de una genoestructura a la cual rinden obediencia supina. Copian modelos, sin meditarlos y lo peor, los aplican sin rubor, con euforia y sentido atrabiliario y se ufanan de ello. Ya no esconden sus crímenes, los exhiben con orgullo desmedido y hasta condecoran a quienes los cometen.
ReplyDeleteNos imponen sus modelos y su fenotipia de manera explicita, obscena y pornografica pues, y nos quieren transformar en ese hombre nuevo cuyo epitome es el Chè, no el verdadero, sino el de la imagen de hollywood que exhiben en franelitas y hay quienes usan su boina y hasta se dejen la barba, para afinar la fenotipia que emulan.