EL DOBLE DE MADURO
Tener
un doble es una buena idea. Yo quisiera tener uno para que asista a algunas reuniones
fastidiosas e improductivas, mientras yo, el de verdad, me hospitalizo en algún
restaurant de Miami o cometo algún tipo de fechoría sexual, con alguna dama prohibida,
pero que sea clandestina, lujuriosa, pecadora (la fechoría), tal vez ilegal….¡me
encantaría!
Muchos
han sido los personeros que han tenido dobles. Sadam Hussein, Adolf Hitler,
Fidel Castro, sin guardar orden cronológico alguno, pero asegurando que no
estoy en capacidad de discriminar quien era el más malo. Creo que por el record
de muertos, es Hitler.
En
la más reciente cumbre pudimos ver al gordinflón, imitador de Maduro, con el rostro
fruncido, cara de bravucón, de corbata amarilla y un traje holgado por aquello
del chaleco antibalas, pero debo confesar que si fuera yo quien tuviera el
nefasto trabajo de doblar al mandatario, seguro no usara el chaleco a manera de
que la bala entrara limpia al tórax y acabara de una vez por todas con esa
penosa vida de aparentar ser tan bruto y
cachaflán.
Debo
corregir el anterior párrafo, porque pensándolo bien si me gustaría ser el
doble de algunos, pero solo a pedazos. Por ejemplo, me gustaría tener la
capacidad del humor fino de Juan Verdaguer, matizado con el de Jorge Luis Borges, la
capacidad oratoria de Gaitán y la de mi Padre, la metabolización al licor de
Churchill, junto a su valentía, sagacidad y capacidad política. Tal vez un poco
del torcido pensamiento del Marqués de Sade en “Los infortunios de la virtud”,
pero no obviaría una buena sotana como la de mi admirado San José María Escrivá.
Imitar a Hemingway en aquello de la pesca y la vida sibarita, ganar el premio
Nobel, pero solo para asistir al acto en Estocolmo, burlarme un poco y huir a
Alemania a comer salchichas a bordo de un Mercedez Benz y regresar a los
Estados Unidos a pescar camarones en el Río Miami. Me gustaría ser el doble de
Tiger Wood y ganar todo su dinero divirtiéndome y tal vez jugar por poco tiempo
a ser Alphonse Capone, creo que sería ¡amablemente
divertido! Imitar al Rey Juan Carlos y tomarme fotos con elefantes disfrazado
de cazador, cada vez que salga de mi habitación donde deje a mi real amante, en
fin sería grato ser el doble de algunos, pero: ¿de Nicolás Maduro?, que falta
de glamour y ¡que exacerbado mal humor!
La
cumbre gracias a Dios, ya terminó y los dos Nicolases, volvieron al barrio mal
oliente en que han convertido a Venezuela, mientras el enemigo jurado, el
Presidente Obama, trae contundentes ganancias de corte diplomático, al ser
reconocido por la cofradía resentida de Latinoamérica, al ser perseguido por
los otros para tomarse la foto y obtener una sonrisa, para justificar que
hablaron con él y que su gestión va por el buen camino una vez obtenida la
aprobación del gigante del norte a quien todos admiran en secreto mientras
atacan en público.
Querido amigo: De hecho, uno de los dos nicolases ya lo dijo, que persiguió al negro, corriendo con la mano alzada para llamar su atención y que cuando por fin lo agarró de la manga del paltó y le dio la mano, le dijo:
ReplyDelete“Aquí estoy Obama, para decirte "ripil de execu orde"; pero, te pido disculpas como Raúl; porque con el peo del apuro se me quedaron los 13 millones de firmas que obligué a firmar contra ti. Quiero que sepas que son vainas de Diosdado, quien me tiene ladillao pana, no le pares bola y sigue pa`lante mi negro…púyalo que va en bajada. No te arreches que no vuelvo a hacer”.