DRAMAS Y CABALLEROS
Asistí
con todo gusto a la invitación en el restaurant japonés. Al llegar a la puerta
me recibió una jóven, extrañamente asiática, como era de esperar. Era una
suerte de japonesa light, buena moza por jóven, mas no atractiva ¡espero poder
explicarme!
Me
saludó en inglés y le respondí cortésmente que seguramente había un grupo de
personas que me esperaban y ciertamente, me volvió a responder en inglés y me
pidió que la siguiera.
Con
genuina curiosidad geográfica, le pregunté de qué parte de Japón era y me
respondió en inglés “from Santiago de Cuba” y guardé silencio. ¿Será que la jóven me ha confundido con los nuevos
ojos verdes de Sammy Sosa? ¿Será que mi pelo rubio la confunde y cree que soy
anglosajón o caucásico?
Mientras
saludaba ella me observaba, me senté y le pedí un Arnold Pallmer, una
encantadora mixtura de té con limonada, popularizada por el famoso jugador de
golf, el segundo y al tercer vaso la capacidad cúbica de mi vejiga estaba
agotada. Con una seña le pedí que viniera y ahora le hablé en español: ¿por
favor donde queda el baño de hombres? Y me señaló en esa puerta a la derecha y
le repregunté: ¿y el de caballeros? Y me respondió en correcto español: ¡es el
mismo! De ninguna manera, ¡un hombre no
tiene que ser un caballero, pero si al contrario! ¡Y me divertí!
Llegó
la colorida y bella obra de arte que comeríamos, ella, la jóven camarera, me
seguía observando, era una interesante manera de fortaleza psicológica y le
pregunté: ¿Cuál es la comida típica de Santiago de Cuba? Y me contestó NADA, o ¿es
que acaso no sabe que en Cuba no hay nada que comer? Sonreí y le di la jugada,
inteligente y atrevida, me encanta la japonesa- cubana, me encantan las mujeres
inteligentes.
¿Dama, por favor? Y ella me contesta con una cómplice
sonrisa: ¡señorita, por favor!, le contesté que lo lamentaba pero en Miami
hacen muchas décadas que no hay señoritas, que una Dama implica el señorío,
pero seguramente habrán señoritas que no son damas, me dio la espalda y se fue.
Apareció
el Manager para preguntarme con cierta pena si había pasado algo con la
camarera quien se encontraba llorando detrás y le contesté que no, que
seguramente eso era una muy mala manera de manejar los conflictos que eso era
en definitiva DRAMA Y QUE YO SOY UN CABALLERO, pero que no se preocupe que le
dejaré una buena propina extra, por manipular con éxito a su Manager.
Así
lo hice y su mirada no la pude evitar, me sonreía y sabíamos ambos que ella
ganó.
Maduro
ha armado todo un drama con aquello de las firmas, demasiados millones de
firmas en tan corto tiempo, ahora las ha mandado a guardar en el archivo de la
Nación como prueba de su drama, mientras caballeros cabales van a Panamá a
reunirse y como lo hemos vaticinado ya no existe la diplomacia de la chequera…DRAMA,
DRAMA, DRAMA Y CABALLEROS, seguramente ganará la inteligencia y la habilidad,
como hizo la camarera conmigo.
Qué inteligente manera, muy propia de tu pasmosa habilidad con la pluma, de poner en su lugar a quienes dicen haber logrado la hazaña de recolectar 10.484.000 firmas en una semana. Esas sì que se parecen a las planas que hacíamos en primaria, usando dos y hasta tres lápices amarrados en las manos. No jile!
ReplyDeleteQue bueno y simp[ático tu escrito, como todos. Saludos.
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