EL DESFALCO A LA
AUTORIDAD
Eran mediados
de los noventa y fui a visitar a la Escuela Superior de Guerra Naval a mi buen
amigo Virgilio, quien como siempre me regaló un tesoro en blanco y negro
titulado “Tratado de la autoridad”, libro que leía con frecuencia, consultaba
con denuedo y que inspiraba mis inquietudes revueltas. Este tratado hablaba de
dos autoridades, la ontológica que es aquella impuesta, heredada de otro
hombre, que imponía a la sociedad un título y la otra la epistemológica, lo
estudiado, lo aprendido con la experiencia laboral, lo sabido que decía a esa
misma sociedad que tus talentos tenían una experticia.
En el Méjico del siglo XIX hubo más Generales
que soldados, en la República Dominicana de Rafael Leónidas Trujillo, llegaron
a haber doscientos veintiocho Generales y en la Venezuela actual, todos sabemos
que un General es un Coronel políticamente alineado al régimen.
Me solicita
amistad en mi Facebook un respetable señor un poco pasado de edad, para ser un
oficial efectivo con el grado de Capitán de Navío, uniformado de manera poco
elegante y cuya cara no recuerdo y por supuesto le hice la muy común pregunta
de ¿a cuál promoción de la Escuela Naval pertenecía?, mientras recordaba a mis
profesores de análisis matemático, circuitos eléctricos, termodinámica, mecánica
de los fluidos, sistemas automáticos de control, navegación, electrónica,
corrosión, barrido de minas acústicas y magnéticas, táctica, armamento, derecho
marítimo internacional, maniobras de buques, operaciones navales, guerra
electrónica, Guerra de superficie, guerra antisubmarina, control aéreo y por mi
mente pasaron los nombres de Mateo Russo, el maestro Vargas, mi querido amigo
el Profesor Nahmens Cuevas, el Almirante Domínguez García y la imagen de aquel
loco Capitán de Fragata que a la vez era ingeniero nuclear, que creía que todos
éramos unos genios como él. La respuesta no se hizo esperar y con mucho respeto
me contestó que él es un oficial técnico que sirvió bajo el mando de mi Padre y
yo pensé: ¿Es un oficial? ¿Es un técnico? Para ser oficial requiere de haber
estudiado en la Escuela Naval y haber hecho una larga y sacrificada carrera y
para ser técnico requiere haber estudiado en una escuela técnica, seguramente
la segunda se cumplió, la verdad es que no me interesa, pero para ser Capitán
de Navío, grado naval de suma importancia y prestigio se requiere un poco más
que el hecho de que Hugo Chávez, el destructor, el terminator tropical, el
depredador de todo lo decente, lo haya ordenado y seguí recordando mis
dieciséis años a bordo de unidades de línea, mis cuatro Comandos de buques de
Guerra, mis ausencias y trasnochos, mis estudios de postgrado en otras cuatro
universidades, mis libros y el honor naval con el que me criaron y llegué a la
conclusión que el obeso Capitán de mentira, no tiene la culpa, porque el
orgullo que yo siento por mi grado militar, no lo siente él por el de sargento
o suboficial. He decidido aceptar su amistad, no soy yo quien le juzga, solo él
es una víctima viviente, del desfalco a la autoridad.
Magustral! Mi alma lloró de aquiescencia por tus últimas frases especialmente. Es muy doloroso que el destructor haya introducido este innecesario motivo de alejamiento y resquemor entre dos categorías del personal naval. Gracias por expresar mejor que yo lo que siento al respecto.
ReplyDeleteHermano, eso que no conoces a "los oficiales de tropa", si, un sargento con caponas de Oficial; imagina un sargento con caponas de...(una gran decepción y maltrago siento)... capitán de navío (a propósito las minúsculas).
ReplyDeleteHasta hace poco, en la Universidad donde trabajo, cumplía cargo un digno Sargento Primero; a los pocos meses me lo encontré en una tienda en mi pueblo y le saludé: !Epa Sargento XXXX!, Cómo te va? Su respuesta fue: "disculpe mi Capitán de Navío", ahora soy el teniente de fragata tal, "jediondo" a teniente de navío.... No further comments.
ReplyDeleteDISCRIMINACIÓN MILITAR
ReplyDeleteFui objeto de una verdadera discriminación y me tuve que quedar calladito. Es el caso que el difunto Chávez, cuando era Presidente, equiparó las Categorías Militares de los SOPC, egresados de las Escuelas de Suboficiales, con los grados de los Oficiales egresados de las Academias Militares de Oficiales. Hasta allí no le veo nada excepcionalmente anormal, pues a pesar de la ilegalidad e inconstitucionalidad, tenía la discrecionalidad de hacerlo como Comandante en Jefe de la Fuerza Armada. Esa medida o decreto arbitrario, ha debido ser aplicable solamente a los Suboficiales (SOPC) en servicio activo y no extensiva a los retirados; y para el caso que se decidiera aplicarlo a los retirados, como se hizo, todos los oficiales que también se encontraban retirados para ese momento: Subtenientes, Tenientes, Capitanes, Mayores y Tenientes Coroneles, han debido haber recibido con la misma medida y homologación el grado de CORONELES, evitando así esa discriminación de la cual fuimos objeto, pues con una medida populista que se supone era para “beneficiar” a un grupo de suboficiales retirados, perjudicó moral y económicamente a un grupo de oficiales, porque dentro de una misma condición de retirados, un grupo obtuvo graciosamente grados militares que otros no obtuvieron ; materializándose una injusta, ilegal e inconstitucional discriminación y generándose una situación anormal e insensata en la cual toda una categoría de Suboficiales que tenían un grado o jerarquía militar inferior a la tuya, de un plumazo, sin realizar los estudios pertinentes, sin presentar examen, sin ningún requisito previo, se convirtieron en tus superiores jerárquicos. Así son las cosas.
esa es la realidad actual de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana del siglo XXI, situación por demás delicada, dado a que si antes, para ascender se medían virtudes, valores, capacitación académica y cargos ocupados con prelación, ahora sólo con estar alineado al régimen, los ascensos llegan por la capacidad de aquél que se pronuncie a favor del sentir revolucionario. No vale ni basta tu capacidad y preparación, eso es periódico de ayer como dice la canción.
ReplyDeleteHola Bernardo, me alegra tanto que ese libro haya nutrido tu incesante ánimo por descubrir la razón de las cosas que no se ven a simple vista. Lo importante son las lecciones aprendidas tanto como individuos que lideramos, como organización militar. Obviamente, el castrochavismo logró su objetivo de destruir la moral de los líderes militares y al mismo tiempo, destruyó la estructura organizacional y capacidad operacional basada en la competencia y capacitación individuales. Con vergüenza, debo admitir que hubo una gran falta de liderazgo que debió acompañar los saltos tecnológicos de la Armada con el desarrollo profesional de sargentos y suboficiales. Gran parte de la carencia de liderazgo se debe a nuestra falta de experiencia de combate. La guerra enseña a las organizaciones el rol que debe tener cada uno en la cadena de mando. Pongo como ejemplo la estructura organizacional militar de los EUA, y de países parecidos a Venezuela, pero que han estado en combate, como son Colombia, Argentina, Perú y Ecuador. En combate, es el sargento quien en realidad ejecuta las operaciones, de allí la importancia de capacitarlo adecuadamente y lo más importante de todo, saber reconocerle su rol, sacrificio y valor. Tuve el honor de tener bajo mi mando en el CID al Sargento Mayor de Comando de la Armada de Colombia, Álvaro Suárez, con quien tuve largas conversaciones sobre liderazgo. El SMC de la ARC juega un rol importantísimo en la moral del personal, pues es el ejemplo y la meta visible de todos los marineros y sargentos. El SMC tiene una agenda de visitas y revistas a todas las unidades y dependencia de la ARC, y sus hallazgos son escuchados con atención por el alto mando naval. El SMC participa con voz y voto en la junta de ascensos a Capitanes de Navío y Almirante. Liderazgo es liderazgo, y no es una exclusividad del oficial. Cuando subes a bordo de una unidad americana encuentras al lado de la foto del comandante, la foto del SMC. Todos los marineros quieren llegar a ser como el SMC, pero la competencia es fuerte y sana. Lamentablemente en Venezuela no alimentamos el apetito del liderazgo del sargento ni del suboficial y confiamos en que la disciplina y la subordinación mantendrían a cada uno en su rol. Un famoso suboficial dijo que, aun siendo astronauta, seguiría siendo un maestre. Al final, pareciera como si la ontológica y la deontológica se fusionaran en el liderazgo. No aprendimos esta lección por no haber estado en combate, pero la respuesta chavista no ha resuelto nada, el problema ahora es peor y de todas maneras requerirá por ley natural llegar a la razón. Ningún buque puede ganar un combate cuando su tripulación está integrada por 40 marineros y 120 oficiales superiores entre Capitanes de Navío, Fragata y Corbeta.
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