LOS ABOGADOS DEL DIABLO

LOS ABOGADOS DEL DIABLO

No sé por cual razón, infiero que por el desgaste natural de los siglos, o tal vez por las vibraciones de los decibeles de la estruendosa música de Freddy Mercury, John Lenon, o los aplausos que saca de su santo público Facundo Cabral, pero la pared de ladrillos refractarios que divide al cielo, del infierno, se vino abajo y el Diablo, al mejor estilo de Hugo Chavez pasó sin permiso y sin haber sido invitado.
San Pedro: Que haces en este santo lugar?, porque razón pasaste sin autorización?
El Ángel caído: Yo me siento con la autoridad de pasar y si no te gusta, te recomiendo que manana a esta misma hora, estés aquí con tus abogados y si no llegamos a ningún acuerdo, pues llevaremos esto a la corte celestial…pero yo seguiré pasando cuantas veces me dé la gana a hacer el mal y a divertirme con los santurrones pazguatos del cielo, a burlarme de los piadosos y buenas personas.
Al día siguiente y a la misma hora apareció el Ángel caído con un total de cuatro millones, setecientos cincuenta y seis mil, doscientos noventa y cuatro abogados, de los mejores y al encontrarse cara a cara con el curador del cielo, San Pedro, lo consiguió absolutamente solo y le preguntó: Y tus abogados? Y por única respuesta recibió: es que acaso tu no sabes que los abogados nunca entran al cielo?
Mi abogado y amigo Willy Allen, me invitó a una reunión en su oficina, donde hablaríamos algunas cosas de interés común y a sabiendas de su interminable y nunca agotado gusto por las obras de arte, me conseguí con una suerte inaudita de símbolos sacros de diferentes religiones y épocas de la historia de la humanidad, recolectadas por él, a lo largo de los anos y de los muchos viajes.
Figuras bizantínas bidimensionales del siglo, tal vez XVI, Budas en diferentes presentaciones, cuadros ortodoxos católicos, Mahoma en una bella pintura, la Vírgen de la Caridad del cobre en un estilo de inocencia infantil, al óleo, crucifijos por doquier, en fín, parecía mas bien una atiborrada iglesia de una religión holística, indedeterminadamente ecléctica, que un lujoso escritorio de un abogado con fama de ganarlas todas y de una temible reputación de excelente profesional de las leyes norteamericanas.
La conversación se tornó inmediatamente en derredor a lo allí expuesto y Willy, con orgullo exponenciado nos fué ilustrando sobre la historia de cada una de las obras de arte sacro que posee.
Esa extrana virgen sobre la madera raída es de Grecia, donde la compré, no se en cual casa de antiguedades, el crucifijo ciertamente es de estilo bizantino de una época lindante al mandato del Papa Gregorio VII, estos recuerdos fueron repartidos a los asistentes del concilio de Nicea, porque aquello lo obtuve por intermedio de un Lama del Tibet, al que conseguí en peregrinación. Así fue explicándonos a los presentes, los orígenes encantadores de su colección, hasta que hice la antipática pregunta: Pero realmente que te motiva a coleccionar tantas obras sacras?
La sabia respuesta de mi amigo Willy, “es que lo importante es estar bien con todas las religiones, por aquello de la entrada al cielo”. Yo creo poder asegurar que no necesita el ticket, porque es muy buena persona y ese pequeno problema de ser abogado, de alguna forma lo podrán arreglar!, con la infinita misericordia del Senor.