PERO NO
DEJEN DE ODIARME, POR FAVOR
Si,
ya me ha llegado por varias vías, como si eso no fuera grato: “los oficiales de
la Infantería de Marina de mi promoción, te odian” y allí mismo los corrijo: “no
solo los de la Infantería de Marina, sino también algunos de la Aviación Naval
y el grueso está por su puesto en la flota”, pero debo aclarar que no son todos
lamentablemente.
Anoche
mismo me paso, con oficiales muy queridos de la promoción de 1988 a quienes
recibimos a bordo cuando estaban recién graduados. Entre ellos, tengo ahijados,
compadres y amigos que me han demostrado su amistad y lealtad por décadas, pero
por favor, a lo que vamos que no es de amores de lo que quiero ilustrar sino de
odios.
Al
llegar al segundo año de bachillerato ya había leído la obra completa de
Federich Nietzche, realmente no sabía para que, hasta aburrido me parecía en
aquellos años de inmadurez intelectual, como creo que es natural, pero miren lo
que he conseguido de ese autor: “No se odia mientras se menosprecia. No se
odia más que al igual o al superior”
Les
tengo malas noticias a mis odiadores, porque al no poder argüir mayores cosas
en términos profesionales, acuden a otras que al menos no resultan conmigo y
paso a explicarlo: “es que claro que hizo eso por el apellido” y tienen razón,
mi apellido me ayudó mucho y hay cosas de las cuales nunca se enterarán que les
haría odiarme aún más. De hecho estoy persuadido que navegar tan solo dieciséis
años es muy poco, me hubiese gustado comandar más buques de guerra, porque
considero que los cuatro que comande fueron pocos.
Muchachos
de la promoción 1988, deben aprender a odiar con un poco más de furor, de
rabia, de rencor y agregarle 500 miligramos de desprecio y no se queden en la pusilánime
expresión de que soy y he sido un burgués, no señor, deben agregarle algo que dé
más rabia y odio, ¡digan que soy un aristócrata!, esa si me gusta.
Deberán
escribir en su chat que no es la flota la razón por antonomasia de la organización
naval y digan que lo dije yo, ya saben por aquello de confundir al enemigo y
agreguen que ya no es una Marina de Guerra, sino una Marina de Infantería y allí
el termómetro de odio va subiendo, la columna de mercurio ira escalando,
mientras leo a Plutarco: “El odio es una tendencia a aprovechar en todas las
ocasiones para perjudicar a los demás” o mejor aún a Lord Byron: “No hay pasión
más ilusa y fanática que el odio” y debo recordarles que el contrario del odio
no es el amor, sino el miedo, por ello, les pido a los infantes de marina que
me sigan odiando y por favor nunca olviden que no existe esa vocación cuando se
entra a la Escuela Naval y no se puede ser comandante de lo que no se conoce, allí
están los resultados.
Bernardo Jurado es el autor de “La fragancia de la rebelión” y ocho
libros más, todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de
Miami y el mundo.
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