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Tuesday, March 24, 2020

EL ESCONDITE DE LOS MEDIOCRES


EL ESCONDITE DE LOS MEDIOCRES

            Yo creo que Oscar merece un premio, tal vez una estatua en tamaño natural en bronce, o una escultura en mármol de carrara, porque tiene años no solo leyéndome sino opinando con disciplina, cosa que aprecio sobremanera, aunque he decidido no contestar porque se convertiría en un trabajo a tiempo completo y no suelo discriminar, les leo a todos pero no le contesto a ninguno.

            Ya saben mi posición en contra de la igualdad, ya lo he escrito hasta la saciedad, no quiero ser igual a nadie, porque simplemente es contranatura, tampoco quiero comparar ni mis éxitos ni mis fracasos con nadie que no sea yo y aunque suene un poco personalista, por decir lo menos, mi competencia, la más dura y férrea la tengo conmigo, no con otros escritores quienes viven vidas y circunstancias diferentes a las mías. Pero Oscar, mi querido y admirado Oscar Ibarra ha comentado en un post que en referencia a la igualdad he puesto en las redes sociales, la frase que adorna este título: “la igualdad es el escondite de los mediocres”, ¡brillante y luminoso comentario!

            Todos los mediocres desean igualdad social, también laboral, igualdad intelectual y ser de clase media, pues yo no, me sublevo contra eso y además ser de clase media es ser medio de clase. Me temo que nunca sabré quien acuñó ese mote; “clase media” como el otro: “tercera edad” como si los humanos requiriéramos de una identificación que nos haga más o nos haga menos a los ojos de los demás, quienes no me importan, porque si no, no podría escribir, pensando en el que dirán, pensando en ser políticamente correcto, pensando en encajar en una sociedad que si me descuido me comería sin siquiera espabilar, de manera que espero ser diferente y le invito a usted a que también lo sea, porque en las diferencias están realmente los gustos, en la amalgama de diferentes talentos, inteligencias, comportamientos, podremos imbricar en una sociedad rica en ideas y en puntos de vistas, porque cuando todos pensamos lo mismo, nadie piensa y si no me creen, pues volteen la mirada a los países comunistas.

            Observen a los sindicatos por ejemplo: todos piden reivindicaciones, todos exigen derechos, todos reclaman contratos colectivos y al ser colectivos todos están cortados por la misma tijera de la igualdad, pues yo no y mas no, yo deseo en cambio que se me pague más si mis resultados son mejores, también que mis derechos sean discutidos y vayan en relación lineo funcional a mis deberes y  que está fuera de cualquier cosa colectiva, como muy bien hubiese podido solicitarlo un reposero profesional como Nicolás Maduro cuando trabajaba en el Metro de Caracas. Un individuo sin currículum pero con un eximio prontuario policial.

            Si, la igualdad, mi querido Oscar, es ciertamente el escondite donde se guarecen los mediocres, como todos los funcionarios del gobiernucho corrupto, ramplón y rapaz de la actual Venezuela. Gracias por tus ideas y gracias por leerme, pero sobre todo, gracias por tus siempre apropiadas opiniones.

Bernardo Jurado es el autor de “La fragancia de la rebelión” y ocho libros más, todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el mundo.

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