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Tuesday, March 17, 2020

LA CONSPIRACIÓN DE LA ESCRITURA


LA CONSPIRACIÓN DE LA ESCRITURA

            Hace casi veinte años que decidí ser uno de ellos, de los conspiradores eternos, de esos que se rebelan contra las formas pero mantienen las de la ortografía, porque si no, no nos entendieran. Con todo y eso con frecuencia pasa, no nos entienden o interpretan lo que no es, porque no se comprende el trueque de esas dos vidas, la del lector y la del escritor.

            Cuando releo mis artículos de prensa de hace diez años o tal vez otros más cercanos, me doy cuenta que cargaré de por vida con la responsabilidad de haber destruido, dinamitado, pulverizado las reputaciones de algunos pillos y más que eso, confieso que me divierte mucho, porque es importante tener algunos enemigos, todos vengativos, dispuestos a asesinarnos si se le presentara la oportunidad, pero así son las cosas, porque escribir supone una conspiración, además supone el crecimiento del alter ego, por cuanto especialmente los novelistas escribimos cosas que se nos parecen, otros, como Ernest Hemingway, escribió cosas que vivió, que sufrió, padeció y también que se bebió.

            Cuando cumplimos con ese requisito de ser valientes detrás del ordenador, que a veces es visto como una cobardía, simplemente recuerdo a Benavente en cuanto al sentido común.

Mi madre ya se ha acostumbrado a mis letras, ella se aterrorizaba, se ruborizaba de los asertos, las  denuncias, las acusaciones y nada veladas opiniones sobre los tiranos y sus pillos consumidores de la decencia, pero a lo que vamos, que se acaba el papel: “Es más fácil ser genial, que tener sentido común” y en este oficio que se ha convertido en un pasatiempo, he conseguido a escritores, artesanos del idioma, que adjetivisan de maneras mágicas, son como cazadores de mariposas que se aprenden palabras que dan sentido al pensamiento y es allí donde está el peligro de escribir contra los dictadores y absurdos. A todos nos ven como lo que somos, conspiradores satánicos, dispuestos a cambiar las mentes y yo no puedo menos que reírme con lo vacuo de alguno de mis artículos que ellos asumen que les hace daño, porque todo les hace daño cuando se consiguen a una persona que piensa diferente.

            Por nuestro grupo editorial, pasan y editan, escritores de profundidad oceánica, otros entienden la verdadera razón de manejar estas claves de veintiocho letras para divertirnos y los más, consiguen imbricar, trastocar y camuflar el verdadero y conspirativo mensaje, como si se tratara de un códice medieval encontrado en un rincón del nártex de una antigua iglesia de ritos bizantinos.

            Ellos, los dictadores son actores de poca monta que no están dispuestos a escuchar a menos que hables de ellos, por eso seguro estoy que odiarían el pensamiento de Luis Buñuel, si es que acaso le leyeran, cosa que pondremos en duda: “El misterio es el elemento clave de toda obra de arte” y como son tan elementales y chuscos, pues ya saben, vivirán con el miedo propio de los ignorantes y de los saqueadores solapados en la oscurana, acotados todos al pequeño redil de su mente, mientras los escritores seguimos conspirando.

Bernardo Jurado es el autor de “¿370 Norte o Sur?” y ocho libros más, todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el mundo.

           

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