ODIANDO A
TODAS LAS ROSAS
Tienes
el libre albedrio de odiar a todas las rosas si es que acaso alguna te pinchó,
porque alguna te hincó y logró sacar una gota, de tu preciosa sangre. Este
pasaje es palabras más o menos, de la obra “El Principito” y es aplicable a esas
conductas arbitrarias y poco crecedoras de algunos. Y paso a explicarlo mejor:
Hoy
24 de Junio es el día de la Batalla de Carabobo y también el día de lo que
queda de Ejército en Venezuela, una suerte de montonera arrastrada, depauperada,
minusválida, inoperante, larvaria y por ende odiada, cuyo representante más
conspicuo es el mismísimo Hugo Chávez del que aseguran que aún vive y la fiesta
sigue, pero imaginemos por un momento el caso de un Padre cuyo joven, soñador y
pendejo hijo, sienta en sus venas el llamado a servir en el Ejército y que nada
pueda hacerse contra esa decisión. Los militares pasaron por la fuerza de la
ley de gravedad, de ser una de las instituciones con mayor prestigio a ser
aborrecidos y déjenme seguir explicando.
Si
acaso ocurriera, que después de aquel terremoto donde la casa de los familiares
se desplomó y donde perdieron la vida, algunos de ellos, pues, deberíamos odiar
a todos los ingenieros y arquitectos, obreros y albañiles, ¿no creen?
En
aquel caso judicial, donde pagamos esa pequeña fortuna en el divorcio, el juez
del caso falla a favor de algunos intereses de la Señora, pues deberíamos odiar
a todos los abogados.
Los
pilotos también deben estar en la lista de los odiados, porque la mayor
cantidad de accidentes aéreos es por falla humana.
Ahora
voy con lo que duele: ¡No todos los militares son corruptos! O que les parece
que agregue: ¡no todos los militares somos corruptos! Lo que ocurre adentro es
terrible y digno de estudios psicológicos, de hecho eso tiene un nombre en la psicología
practica denominado “La quema del ideal”, pero a mi juicio no les han quemado
el ideal, también las neuronas, los sueños, las apetencias y el orgullo, la
autoestima y la sensación de pertenencia, pero no todos son así, no todos
pueden ser así, simplemente el sistema
de miedo es atroz y sigo tratando de desenredar el entuerto: la arbitrariedad
del ciudadano venezolano es tal, que en cada uno de nosotros está dormido un
dictador y la verdad es que me da flojera discutir este punto. Piense lo que
quiera, pero todos abogarían por un Generalote o un generalito que le diera un
golpe a Maduro y hasta yo me anotaría en los aplausos, pero alto, ya basta de estúpidos
como Chávez que como se puso muy bravo se alzó con su Batallón, porque si de
bravos hablamos, todos deberían estar alzados.
Yo
los comprendo, la impotencia lleva a la desesperación, tienen razón y bien sé
que seré atacado, pero se imaginan que después de que pase esta maldición, ¿cada
Comandante se convierta en una amenaza al sistema democrático?
Ahora
es un problema militar, pero siempre ha sido un problema civil.
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