UNA AREPA DE LANGOSTA

UNA AREPA DE LANGOSTA

            Asumo mi responsabilidad en el engaño, pero también en las risas y las burlas que esto provocaba.

            Después de largas horas de trabajo a bordo, lindante ya la media noche, invitaba a los colegas a comer en la arepera cercana a la Base Naval, aquella que quedaba frente a la plaza, en la ciudad occidental de Punto Fijo. El dependiente, quien era amigo mío, al verme llegar con el grupo me decía a viva voz a manera de que no quedara duda alguna: ¿Capitán, le sirvo lo de siempre, su arepa de langosta? Y yo le respondía que si pero sin mantequilla por aquello del colesterol. El muy bandido frente a mis amigos, abría una arepa recién hecha, tomaba de la mortadela más grasienta y barata que yo no estaba dispuesto a comer y procedía a rellenar con una ampulosa cantidad, mientras mis amigos absortos y en silencio observaban, hasta que siempre había alguno insuflado de lealtad quien se me acercaba y al oído me decía que eso no era langosta sino mortadela, momento que yo aprovechaba para levantar la voz y frente a todos le reclamaba su poca cultura en materia de embutidos: ¿tú no sabes que hay dos tipos de mortadela, la ancha y “la angosta”?

            Jacqueline Farías, (la bailarina exótica) y ahora venida a mas como ferviente creyente del chavismo y actual candidata del PSUV para el circuito 5 del Distrito capital, asegura que de ganar el domingo próximo la oposición, todo se detendrá y yo no puedo menos que recordar a la arepa de langosta, porque ella tiene razón, se detendrá la corrupción, se detendrá la pérdida de tiempo discutiendo la defensa de Israel contra Palestina por ejemplo, mientras las personas pasan hambre, se detendrá el saqueo y la fanfarria de billetes inauditable, se detendrá el saqueo de la cosa pública y se balancearán los poderes de alguna manera democrática y justa, para que el ejecutivo liderado por Nicolás Maduro no siga gastando los presupuestos y malverse el futuro, mientras sus sobrinos son defendidos por un muy reputado escritorio de abogados en los Estados Unidos, acusados de narcotráfico y pagados los leguleyos con los dineros de los venezolanos.

            La arepa con mortadela de la angosta, grasienta y barata es incomible, ya nadie la quiere, ya no le creen al dependiente de la arepera en que se ha convertido Venezuela toda y expectantes observamos el inteligente paso de ese pueblo a quien se le timó con el contenido de la arepa, pasar hacia la oposición recordando con anhelo a la demonizada época de la cuarta República.

            El ciclo de dolor se cerrará para abrir otro de prosperidad, paz, crecimiento y sosiego, donde el arte y la tecnología hagan su entrada triunfal y el venezolano pueda acceder al contenido de la arepa que desee y no el impuesto por un gobierno a todas luces corrupto y lleno de las trampas que yo llegué a usar para bromear y hacer caer como incautos a mis compañeros de trabajo.