LOS ÚLTIMOS RETAZOS
Y hoy
el mundo amanece con menos maldad, desde la muerte de José Vicente Rangel.
Mario
Moreno ‘Cantinflas’ aseguraba en una de sus películas que todavía veo y
disfruto, que él era periodista, porque vendía periódicos, lo mismo puede ser
aplicable a esta remora que ha fallecido y al que doctoreaban los lisonjeros y
que el gobierno de los últimos retazos pone de este poyete vividor lo
siguiente:
‘En 1990 dejó la dirigencia política
y se adentró de lleno en el periodismo empírico produciendo micros radiales
para la cadena Unión Radio y fue columnista de los diarios "El
Universal", "Panorama", "El Informador", "La
Tarde", "El Regional", "2001" y en la revista de
política "Bohemia".’
Entonces
basado en lo anterior podríamos argüir que el que escriba en twiter es un
escritor, el que mande audios por WhatsApp es un locutor, ¿el que sea hombre de
fe, rezandero, pio, puro es un sacerdote?
Pongamos
los puntos donde van, porque la verdadera profesión de Rangel fue la de
acomodar el juego además de vivir de la política, del trueque, de la lisonja, de
la estafa, pero sobre todo del soborno, usando métodos infalibles y excéntricos
pero muy eficientes y Wikipedia continua con lo siguiente:
‘Su actividad política
comenzó en 1945 cuando tenía solo 16 años de edad, en la liberal progresista
Unión Republicana Democrática (URD), y se intensificó con su oposición activa
al golpe militar que derrocó al presidente Rómulo Gallegos en 1948 que lo sustituyó
por una junta militar. Había empezado la carrera de Derecho en la Universidad
de los Andes (ULA), siguió sus estudios en la Universidad Central de Venezuela
(UCV), pero fue arrestado por autoridades militares por sus actividades
políticas y expulsado del país.’
Y aquí va el postgrado:
‘En 1958, Rangel decide
regresar a Venezuela después de la caída de la dictadura militar de Marcos
Pérez Jiménez, y fue elegido diputado al Congreso durante cinco legislaturas
consecutivas…’
Es importante aclarar que se casa con
la escultora chilena Ana Ávalos, izquierdosa, un poco pervertida, desviada como
su marido a quien el mundo en silencio acusa de la muerte de Danilo Anderson y
de su yerno Totesaut a quien asesinaron sicarios en la puerta del colegio de su nieta en circunstancias aun por averiguar, pero ¿para que averiguarlas cuando ya
lo que queda son los últimos retazos?
Por cierto una de las más importantes
obras de la Ana Ávalos fue el monumento hecho a la memoria de Salvador Allende,
de manera que mis lectores podrán inferir de la fruslería a la que me refiero.
El bachiller Rangel fue el más
longevo vicepresidente de Hugo Chávez, además de haber sido ministro de la
Defensa, una gran burla para todos aquellos que portamos uniforme alguna vez,
pero tranquilo pueblo, que ha desaparecido el verdadero Cicerón con el que
aterrorizaba a todo aquel que no cumpliera con sus deseos y no comprara como
parte de pago, algún bodrio de la escultura de su mujer Ana.
Siempre pido a Dios no hacer daño con
mis letras, pero a veces me resulta difícil lidiar con cierta elegancia con esta clase
de hijo de puta.
Bernardo Jurado es escritor y perseguido
político del régimen chavista y es el autor de ‘La fragancia de la rebelión’ a
la venta en Amazon y las más importantes librerías de Miami y el mundo.
Las verdades no pueden ocultarse, y mejor explicado no puede estar, la vida de una lacra víbora vividora y oportunista que fue el mencionado (y que) político izquierdozo por este artículo. Las verdades son así, duélale a quien le duela!
ReplyDelete!!Bravo!!, !!Bravo!!, !!Bravo!! Los comentarios sobran.
ReplyDeleteAmigo Bernardo Jurado,te acompaño en tus ideas y compadezco por ese calvario que has soportado. Para entender a JVR basta con leer a don Mario Briceño Irragory. En tiempos del conde de Casas león. Una vida paralela con este oportunista sdo David Pérez Hernández.
ReplyDeleteLa política es en el sentido malévolo, como la grasa, con la cual es difícil maniobrar sin embarrarse, definitivamente este personaje era una especie de Fouche pero sin la agudeza de ese genio tenebroso
ReplyDeleteExcelente escrito. Agudo y profundo como lo es siempre la verdad. Pocos hombres han hecho tanto daño durante tanto tiempo.
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