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Monday, November 30, 2020

LA MEDIDA DEL ÉXITO

 

LA MEDIDA DEL ÉXITO

            Acostumbrados en Latinoamérica al diminutivo falaz, al pequeñísimo humilde, a la mentira del poquitico, pues, quiéranlo o no, esa será la medida de su éxito y paso a aclararlo con detalle.



            Me gusta mucho ese concepto que define al éxito, el cual es: ‘El encuentro de la preparación con la oportunidad’ si, de alguna forma lo es, pero no completamente.

            En mi país de origen, Venezuela, en los últimos veinte años se ha instalado el maligno sentimiento de la envidia, si, desde la llegada de Hugo Chávez, el resentido, el saqueador, el maledicente, el mentiroso, el perverso, el corrupto y si algún cura me estuviera leyendo, casi podría confundirse con algún pasaje bíblico que defina a Lucifer, a Satán, al Leviatán, Belcebú  al diablo mismo, pero si, en Venezuela el éxito ajeno hiede, la envidia, la rabia, la ira están definitivamente instaladas en un par de generaciones al menos y eso no deja crecer en ningún sentido, porque de crecer les hablo.

            Un concepto que tengo en un pizarrón pegado a la pared de mi oficina dice lo siguiente: El éxito es una ecuación donde se multiplica la buena actitud, por trabajo elevado al cuadrado, dividido entre gran cantidad de tiempo. Y esta también se aproxima, pero aun le falta un ingrediente.

            - ¿Y me dijeron que te compraste una casa nueva?

            -Bueno -contesta el tonto- no es una caaaasaaaaa, es una casita.

            ¿Les suena familiar?, porque para el tonto comprador decir la verdad de su casa de cinco habitaciones y seis baños, con puesto de estacionamiento para su Mercedez Benz y la camioneta de la esposa, seguramente despertaría los demonios de la envidia o peor aún, a él le daría un miedo terrible ser acusado de arrogante por decir la verdad sin empaches. ¿Habrase visto mayor ridiculez? Me temo que aquí el culpable en este diálogo es el preguntón envidioso y resentido, porque para el otro, el dueño de la casa existen varias encantadoras opciones de respuesta: opción 1. ¿y a ti que te importa?, opción 2: que te lo aclare el que te metió el chisme, pregúntale a él, opción 3: ¿lo quieres saber para felicitarme o para chismear, para contentarte o para envidiar? Y así podríamos llenar este espacio de encantadoras respuestas que dejarían pálido al chismoso preguntón y le darían material para destrozar al tonto que lo permite, pero vayamos al punto que el éxito no espera, porque la medida de su éxito, va en una relación lineo funcional al tamaño de su pensamiento, al tamaño de sus deseos, al tamaño de su fe en usted mismo, al tamaño de su buena conducta y honestidad, al tamaño de su enfoque en obtener sus objetivos, cuidando el lenguaje y cuidándose de con quien se reúne. Piense en grande, no tenga un negocito, piense en una franquicia de su idea, no escriba un librito, no tenga una noviecita, porque el diminutivo castra, corroe, limita, y su éxito no debe permitir fronteras, dobleces, ni medias tintas. Piense en cosas tan grandes que le de miedo, ese es el sitio donde apuntar.

Bernardo Jurado pertenece a ‘Jurado Grupo Editorial’ brindando sus servicios en los Estados Unidos, Madrid, Costa Rica, Ecuador y Chile, para escritores consagrados y nóveles.

 

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